Sociedad

Primer domingo sin homilía de Benedicto XVI en San Pedro

  • El camarlengo, el penitenciario mayor y el vicario de Roma son los únicos que conservan intactos sus poderes durante la Sede Vacante

Una giornata particolare ("un día particular"), responde con una media sonrisa Andrea, un joven italiano llegado a Roma desde Pescara, cuando se le pregunta sobre su sensación ante un domingo en la Plaza de San Pedro sin la Homilía del Papa. "Yo soy creyente, pero sólo practicante ocasional", nos confiesa al hablar acerca de los motivos que le han traído a él y a su novia, Claudia, hasta el epicentro del catolicismo justo ahora que se encuentra en plena ebullición, "pero el Papa siempre es el Papa, e incluso cuando no está presente, può essere una giornata particolare", concluye volviendo a esbozar una sonrisa maliciosa transmitiendo que su pensamiento rememora en ese instante el célebre filme de Ettore Scola (Ùna giornata particolare), en el que Sofía Loren y Marcello Mastroiani dirimen sus existencias en una Roma en plena explosión social también.

Sin la homilía tradicional a las 12:00 del Papa, el día va a ser muy diferente para los miles de fieles y turistas que cada fin de semana acudían a escuchar las palabras de Joseph Ratzinger y a recibir su bendición.

Los turistas y fieles llegados a la ciudad eterna continúan colapsando las calles del centro con el mismo destino final de la columnata de Bernini que se abre desde la Basílica de San Pedro y que anoche ya tenía casi repleto su pórtico para ofrecer a los peregrinos más jóvenes (o con menos posibilidades económicas), un techo mínimo bajo el que desplegar sus colchonetas y soportar un poco mejor el viento de finales de invierno.

Sólo tres elementos institucionales dentro del Vaticano permanecen en plena actividad y conservan intactos los poderes que le asignan al detalle la Constitución Apostólica, ahora que la Iglesia católica no tiene Papa. Durante este tiempo de Sede Vacante, es el cardenal camarlengo (actualmente, Tarcisio Bertone), quien gestiona el devenir de la Santa Sede. Es él quien debe organizar los asuntos ordinarios y el que tiene la potestad de hacer los llamamientos oficiales al Cónclave cardenalicio que tiene que votar al sucesor de Bendicto XVI. "Sin embargo, el camarlengo no tiene todo el poder durante este periodo en que no hay papa. Para las cuestiones realmente importantes, Bertone tiene que tener la autorización del Colegio Cardenalicio, es decir, el camarlengo no puede actuar como si fuera él mismo un papa". La explicación la ofrece el español Juan Ignacio Arrieta, Secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos. "En especial, son tres los cardenales que conforman la congregación particular, junto con el camarlengo, quienes han de llevar a cabo estas acciones especiales que solo podría sellar el Papa", aclara.

Tampoco pierde el cargo el Penitenciario Mayor, el cardenal portugués, Manuel Monteiro de Castro. La Iglesia católica mantiene durante este tiempo inter papas este cargo, debido a que entre sus funciones está ocuparse de asuntos muy sensibles en el seno del clero, como la absolución de pecados graves cometidos por miembros del propio clero (como romper el secreto de confesión), o la concesión de medidas de clemencia pontificia.

La tercera figura que totalmente activa estos días dentro del Vaticano es el Vicario General de Roma, cargo que desempeña el cardenal italiano, Agostino Vallini. El Papa, al asumir su trono, encarga también la dirección de la Iglesia local de Roma a un vicario general, y su trabajo pastoral en la capital italiana continúa sin cambios aunque Benedicto XVI ya solo sea Obispo Emérito de Roma.

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