Decenas de vuelos cancelados, centenares retrasados y reclamaciones volvieron a sucederse ayer en Barajas en una jornada que comenzó con las programaciones de las compañías alteradas tras la falta de controladores el viernes y que complicó aún más la niebla y la supuesta huelga de celo de los pilotos de Iberia.

Según los últimos datos oficiales de AENA, a las 20.00 de ayer se habían llevado a cabo 723 operaciones de las 964 previstas, con una puntualidad del 21% y un retraso medio de los vuelos de 72 minutos en la T-4, mientras que en las terminales 1, 2 y 3 la puntualidad era del 44% y el retraso de 23 minutos.

AENA aseguró que tras las restricciones en el tráfico aéreo impuestas el viernes por la falta de siete de los 23 controladores que tenían que prestar servicio en la torre de Madrid, ayer no hubo regulaciones por las ausencias de estos trabajadores, ya que "sólo han faltado dos a sus puestos".

La ausencia el viernes de estos controladores obligó a Barajas a operar en sólo dos de sus cuatro pistas, lo mismo que sucedió ayer, aunque AENA especificó que "así estaba previsto con anterioridad debido al bajo volumen de tráfico", ya que había programados 956 vuelos, unos 300 menos que en una jornada laboral.

El ente gestor de los aeropuertos españoles reconoció que a primera hora se la mañana de ayer se ralentizaron las operaciones en el aeropuerto madrileño y anunció que su presidenta, Encarnación Vivanco, ha solicitado su comparecencia en el Congreso de los Diputados para explicar lo sucedido en Barajas en estas dos jornadas.

Iberia, la compañía que más vuelos tiene programados en Barajas, fue la más afectada por estos problemas y a las 18.00 de ayer aseguraba que "la totalidad de sus rutas estaban retrasadas, había decenas de cancelaciones y se habían alquilado varios aviones a otras compañías para reconducir la situación". Fuentes de la compañía explicaron que en sus vuelos se habían acentuado los retrasos por la "huelga de celo" que mantienen los pilotos desde principios de diciembre y que "no ha ayudado nada a reorganizar la programación".

Las pantallas de información al viajero indicaban durante la jornada de ayer retrasos generalizados en la mayoría de los vuelos de las distintas compañías que operan en Barajas de entre 30 y 120 minutos. Pero hubo esperas de seis horas para embarcar a Santiago de Compostela y a Bilbao, entre los destinos nacionales, así como algunos internacionales, como Munich, de ocho horas.

Las puertas de embarque eran ayer vigiladas de cerca por más de una decena de agentes de la Guardia Civil, que fueron desplegados por las terminales, para evitar "intentos de agresión" como los sufridos en la noche del viernes por personal de Iberia en un mostrador de atención al cliente.

Según fuentes aeroportuarias, más de 2.200 viajeros se quedaron el viernes en el aeropuerto madrileño sin poder viajar tras los retrasos y cancelaciones registrados y ayer hubo grandes problemas para reubicarlos, ya que muchos aviones iban llenos por el fin de las vacaciones navideñas.