Una 'biotech' andaluza saca al mercado un test de gluten
El 'kit' de detección de Biomedal permite a los celíacos resolver dudas en casa sobre la composición de los alimentos hasta un nivel de 10 partes por millón.
La intolerancia permanente al gluten de trigo, cebada y centeno (la denominada enfermedad celíaca) afecta, según las estimaciones más aceptadas, al 1% de la población española. Pero se calcula que al menos el 75% de los pacientes está sin diagnosticar. Ese problema relacionado con la alimentación no es ninguna broma: la reacción inflamatoria que provoca, de base inmune, altera la mucosa intestinal de tal manera que la absorción de algunos nutrientes esenciales queda seriamente comprometida. Para una persona con celiaquía, evitar el gluten es la diferencia entre estar bien o pasarlo realmente mal, atravesando una sintomatología clínica de amplio rango, desde problemas de infertilidad a trastornos digestivos o depresiones. En general, las personas con intolerancia al gluten se orientan por el etiquetado de los productos. No siempre disponible o claro, a pesar de los esfuerzos en este campo de la industria alimentaria. Hacía falta un kit de detección de gluten doméstico, manejable en casa, muy específico y sin riesgo de falsos positivos. Desde hace un mes, esa herramienta está disponible en las farmacias. La ha desarrollado la compañía Biomedal, una spin off andaluza.
Ángel Cebolla es el director general de Biomedal, que tiene su sede en Sevilla. La historia de esta biotech es el resultado de la existencia de un entorno científico de mentalidad abierta y poco proclive a la endogamia donde anidaron las inquietudes de Cebolla, su propio interés por aproximarse a la cultura empresarial, el apoyo institucional para el despegue del proyecto y, por supuesto, la base, el conocimiento transferible.
Hoy, Biomedal tiene clientes en 35 países, con productos orientados a la comunidad científica y (ése es el caso del test de gluten) a la amplia demanda social relacionada con la salud. No está mal para un proyecto que echó a andar en 2000 y que tomó velocidad de crucero en 2003. Pero antes, al principio, Cebolla sólo tenía su tesis doctoral de la Hispalense en Microbiología (Farmacia), dos estancias postdoctorales en el CSIC y el CNRS, regreso a Sevilla (Departamento de Genética), un par de patentes, un puñado de publicaciones y, eso sí, la conciencia de que el conocimiento científico podía servir a la sociedad a través del mercado. Ser empresario sin perder el background científico. Tras la idea, vino el proyecto emprendedor, el apoyo financiero de Corporación Tecnológica de Andalucía para desarrollar la tecnología de detección del gluten, el vértigo del riesgo. Y, también, la satisfacción de saberse con un quehacer en la vida realmente útil para la gente y poderlo realizar.
También te puede interesar
Lo último