Desaparición jornaleros

Buscan en el pozo de la finca donde desaparecieron los jornaleros de Jaén

Imagen de la finca en la que buscan a los desaparecidos

Imagen de la finca en la que buscan a los desaparecidos / Espejo Público

Tercer día de investigación en la finca del empresario agrícola de Jaén, Ginés Vicente López, de 53 años, en el punto de mira por la desaparición de dos jornaleros a los que contrató, justo después de haber discutido con ellos por las pésimas condiciones laborales.

La Guardia Civil, que se ha centrado en la vivienda, sita en la calle Guerrillero Uribe de Villacarrillo (Jaén), y en el garaje de la misma, va a registrar el pozo que está en la finca contigua a la vivienda, y cerca de la casa en la que vivían los empleados. Se trata de dos jornaleros que el citado empresario contrató y de los que no se sabe nada. Del primero, Tidiany Coulibaly, no hay pistas desde el 17 de diciembre de 2013. Del último, Ibrahima Diouf, desde el 5 de enero de 2021. Los investigadores creen que el empresario que les había contratado pudo deshacerse de los cuerpos en una de las fincas de su propiedad que posee en el monte. 

En el día de hoy han incorporado dos perros de agua, que se unen a dos pastores alemanes para buscar rastros diferentes. Hasta el lugar se ha trasladado la unidad de montaña y la subacuática de la Guardia Civil., especializados en el rastro de restos biológicos, según han adelantado en El Programa de Ana Rosa. También van a utilizar un georradar para averiguar si hay algo escondido, puesto que se han ido hallando prendas, aunque falta que sean examinadas para ver a quiénes pertenecen.

En libertad

El Instituto Armado realiza esta inspección, por orden judicial, en el transcurso de una operación abierta, en busca de pruebas para esclarecer la desaparición del temporero, sobre la que se ha decretado el secreto de las actuaciones, han indicado fuentes próximas a la investigación.

El propietario del inmueble objeto del registro está siendo investigado y no ha sido detenido por este asunto, aunque sí fue arrestado por la desaparición, en diciembre de 2013, de un temporero maliense que trabajaba para él en la recogida de la aceituna al hallar en la finca de olivos que gestionaba unas orejeras del desaparecido con ADN del empresario.El empresario fue condenado a dos años y medio de cárcel por un delito contra los derechos de los trabajadores y absuelto del delito de secuestro por falta de pruebas.

Javier Pulido, abogado de la familia del primer desaparecido, asegura que las dos desapariciones "son casos idénticos motivados por discusiones". El cuerpo del primer trabajador nunca llegó a aparecer, encontraron unas orejeras de su propiedad en el terreno del sospechoso, pero la Audiencia entendió que no había pruebas suficientes. El acusado no dio coartada de dónde se encontraba el día de la desaparición, pero sí intentó influir sobre 2 testigos.

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