Estos son los consejos de Harvard para dejar el café

El café es, después del agua, la bebida más consumida del mundo. Y es que forma parte del desayuno de un gran porcentaje de la población, que cada mañana acude a esta bebida para conseguir ese impulso de energía que les ayude a rendir en la jornada. Según los datos que pueden leerse en Bonka, en España, al año, se consumen 14.000 millones de tazas de café.

Aunque, claro, consumirlo en exceso puede ser peligrosos para nuestra salud. La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que cada día podemos tomar, como máximo, unos 400 miligramos de cafeína, lo que supondría unas 4 o 5 tazas, aunque se recomienda no acercarse a esa cantidad que, para las personas que sufren problemas de hipertensión o tienen más sensibilidad a la cafeína, sería mucho menor.

El café es la segunda bebida más consumida, pero también la que intentan dejar de tomar muchas personas, ya sea por recomendación médica o porque sienten que están demasiado 'enganchados' a ella. Y es que, realmente, la cafeína es una droga, cuya 'adicción' puede ser difícil de superar.

Desde la Universidad de Harvard no recomiendan tomar café de manera excesiva, como señala el portal de Saber Vivir, pero tampoco dejarlo de golpe, pues algunos síntomas como dolor de cabeza, irritabilidad o cansancio podría hacer acto de presencia, dificultando el proceso.

Estos son los consejos de Harvard para dejar de tomar café

Desde Harvard, como se puede leer en el portal citado, señalan que se debe tener calma, y es que si llevamos consumiendo café desde hace mucho tiempo va a ser complicado dejarlo de un día para otro sin que suframos esos molestos síntomas. El proceso durará unas semanas.

El doctor Craig recomienda disminuir la cantidad de café que tomamos entre un 10% y un 20% y, después de unos siete días, volver a realizar esa reducción. Cuando hayan pasado unas cuantas semanas habremos cumplido con nuestro objetivo.

Otro método para lograr dejar de consumir cafeína es, si tomamos cada día, por ejemplo, cuatro tazas, sustituir una de ellas por un descafeinado. Después de una semana se añade uno más y, cuando hayan pasado varias, podremos beber el que contiene cafeína a primera hora del día y, durante el resto del día, los que están libres de esta sustancia.

Cambiar el café por otras bebidas que nos aporten menos cafeína también es una forma interesante de empezar a disminuir el consumo de esta. Algunas opciones son el mate o el té verde, como pueden leerse en el portal de Saber Vivir, donde también recomiendan algunos alimentos que nos proporcionan energía y que, por lo tanto, podríamos añadir a nuestro desayuno cuando el café ya no forme parte de él, como los frutos secos o los cítricos.