Sociedad

Una elección rápida pero no tanto como la de Benedicto XVI

Los cardenales electores escogieron al papa Francisco I el segundo día de cónclave tras la quinta votación, lo que lo convierte en uno de los más breves de la historia puesto que la decisión se tomó prácticamente en 24 horas.

No obstante, el cónclave para elegir al sucesor de Benedicto XVI ha sido más dilatado que el anterior, en el que fue elegido el cardenal Joseph Ratzinger, en la cuarta votación, el 19 de abril de 2005. La fumata blanca que anunció al mundo que el cardenal alemán era el nuevo papa se produjo a las 17:50 del 18 de abril de ese año. El cónclave había comenzado un día antes, el 18 de abril, y en esa primera jornada la fumata fue negra. El 19 por la mañana también salió humo negro por la chimenea de la Capilla Sixtina, desvelando que en las dos votaciones ningún cardenal logró los votos necesarios y hubo que esperar a la cuarta votación, la primera de la tarde de ese día.

Durante siglos, los papas han sido elegidos en cónclaves y la asamblea de cardenales se reúne en la Capilla Sixtina desde 1878.

El primer cónclave sirvió para proclamar papa a Celestino IV en 1241 por un grupo de cardenales a puerta cerrada en Roma.

Pero según otras fuentes, la ciudad italiana de Perugia, en el centro del país, albergó el primer cónclave en 1216, cuando los cardenales se encerraron en un lugar lejano por miedo a ser atacados por la población. Entonces eligieron a Honorio III.

El cónclave más largo fue el que se celebró en 1268 en la ciudad de Viterbo, a unos 100 kilómetros al noroeste de Roma, y duró dos años, nueve meses y dos días.

Aunque les redujeron drásticamente la comida, los cardenales no lograban ponerse de acuerdo en un candidato.

Y sólo cuando se les quitó el tejado de la sala de reuniones para dejar que les cayera la lluvia otoñal los cardenales se decidieron, en septiembre de 1271, por Gregorio X.

El último cónclave particularmente largo tuvo lugar en 1831, en el que fue elegido Gregorio XVI tras 50 días.

El cónclave más corto fue el que concluyó con la designación de Julio II, que fue elegido el 1 de noviembre de 1503 en Roma en cuestión de unas horas, sin que se conozca el tiempo exacto. Se cree que los sobornos ayudaron a acelerar el proceso. El siguiente cónclave más rápido fue el de Pío XII, después de 20 horas en 1939, seguido del de Benedicto XVI en 2005 tras sólo 26 horas de debate en la Capilla Sixtina.

El cónclave más dramático fue el que se celebró en 1314 en la ciudad de Carpentras, en el sur de Francia. Los cardenales fueron obligados a huir para salvar sus vidas cuando las impacientes masas incendiaron la sede de las deliberaciones, el palacio episcopal de la ciudad. La reunión se celebró después en 1316 en un monasterio dominico de Lyon. Tras 40 días, el 7 de agosto de 1316, fue elegido Juan XXII.

Desde el cónclave de 2005, cuando la Iglesia nombró Papa a Benedicto XVI, para poder distinguir mejor el color de las fumatas que indican el resultado positivo o negativo de los escrutinios del nuevo Pontífice, se utiliza un aparato auxiliar, instalado al lado de la estufa, con fumógenos además de la estufa tradicional donde se queman las papeletas de las votaciones.

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