Según los psicólogos, los niños empiezan a cuestionar todos sus pasos desde los 6 o 7 años. Y, una de las dudas que más les asalta es: ¿Cómo es posible que los Reyes Magos visiten a todos los niños del mundo en la misma noche? o ¿por qué no traen todo lo que pido, si son magos? Dudas como esas, o el porqué los Reyes Magos tienen caras diferentes en cada ciudad, son las más cuestionadas por los pequeños llegadas estas fechas. 

Si los más pequeños empiezan a sospechar sobre la existencia real de los Reyes Magos, si en el colegio ya algunos lo saben y temes que lleguen a casa con una de esas preguntas más difíciles de responder para un padre, no temas, siempre hay formas de decir el mensaje para conservar la ilusión. 

Aunque este momento suele pillar de sorpresa, los padres deberían tener en mente una edad donde decir la verdad a los más pequeños. Normalmente, entre los 8 y los 10 años es la edad propicia, aunque cada niño y cada circunstancias son diferentes. Sin embargo, si el niño es aún pequeño, se puede usar aún una pequeña mentira para conservar su ilusión. Recordemos que es un momento muy especial es la infancia de los pequeños, y no debemos romper su ilusión demasiado pronto. Una vez sean mayores, recordarán ese día de manera muy especial.

Sin embargo, si el momento de la verdad ha llegado, la mejor opción es que la conversación sea en un ambiente calmado, sin titubear ni dar demasiados rodeos al argumento, aunque tampoco diciendo directamente que ‘los Reyes Magos son los padres’.

Existen cientos de argumentos para explicar que los Magos de Oriente no existen. Uno de ellos es argumentar que, cuando nació el Niño Jesús, sí que existieron los Reyes Magos, que vinieron desde Oriente a traer regalos al recién nacido. Argumentar también que, a pesar de que físicamente esos Magos ya no existen, los padres quieren mantener esa tradición y que los niños tengan regalos como los tuvo Jesús. 

También habrá que hacerles hincapié en que ya son mayores, por lo que tienen que ser cómplices de los adultos a la hora de mantener la ilusión en los nuevos más pequeños. Esto les motivará por la complicidad con sus padres, en especial si hay hermanos pequeños en la familia. 

Es normal que, en una primera impresión, los pequeños se sientan engañados y tristes. Sin embargo, hay que darles a entender lo especial que han sido esos días hasta la fecha y, sobre todo, lo especial que seguirá siendo. Que se haya revelado el secreto no significa, ni por asomo, que se deje de hacer magia cada 6 de enero. 

No se debe tener miedo a perder la fantasía, magia e ilusión en ese día. La ilusión nunca se pierde, tan solo se aclara su concepto. Una vez revelado, los próximos días de Reyes se pueden convertir en mañanas de detalles mutuos, en días de sorpresas y de gratitud familiar.  Al final, no hay mayor magia que la de estar todos unidos.