Caso médico

Un hombre salva milagrosamente la vida tras disparársele por error una pistola de clavos en el ojo

Radiografía realizada al hombre con el clavo en el cráneo

Radiografía realizada al hombre con el clavo en el cráneo

Conmoción, horror, repelús, dolor... son algunos de los adjetivos que podrían utilizarse para el acontecimiento ocurrido en Malasia con un hombre al que una pistola de clavos en mal estado le jugó una mala pasada. Los cirujanos tuvieron que extraer un clavo de 3 centímetros del cerebro del, después de que accidentalmente se le disparara una pistola de clavos a través de su ojo.

Los médicos de Malasia contaron el caso médico en la revista médica Cureus describiendo el caso de un hombre no identificado de 30 años que perdió temporalmente la vista tras recibir el clavo de 3 centímetros de la pistola.

El hombre, que había estado trabajando en una obra de construcción, no llevaba gafas protectoras mientras utilizaba la pistola de clavos; la herramienta eléctrica se atascó, miró directamente hacia el cañón del arma para comprobarlo y el arma se disparó por error.

El proyectil no alcanzó su globo ocular izquierdo por milímetros, pero aún así penetró en la sección frontal de su cerebro, fracturándole la cuenca del ojo. Milagrosamente, los médicos lograron quitarle el clavo por completo y dijeron que tuvo mucha suerte de no haber sufrido daños en los nervios ni haber perdido el ojo.

Tomografía del cráneo con el clavo Tomografía del cráneo con el clavo

Tomografía del cráneo con el clavo

La llegada al hospital

Al llegar al Hospital Sultanah Bahiyah de Alor Setar, en la costa occidental del país, el ojo del hombre estaba dolorido, sangrando e hinchado. Inmediatamente le administraron una vacuna contra el tétanos, antibióticos mediante goteo y medicamentos anticonvulsivos.

Los médicos encontraron un sangrado extenso debajo de la superficie y en la cámara frontal del ojo y tampoco podía ver la luz con el ojo izquierdo. Las radiografías y las tomografías computarizadas de su cráneo mostraron que el clavo había penetrado el lóbulo frontal del cerebro, un área vital para el movimiento y el lenguaje. Tras esto una hemorragia que se extendió a las regiones cerebrales vecinas.

El clavo no afectó a arterias ni a nervios vitales, evitando daños nerviosos a largo plazo. El hombre fue llevado de urgencia a una cirugía, donde los médicos retiraron con éxito el clavo en una sola pieza, junto con el tejido dañado, cosieron la herida y repararon su párpado. El hombre pasó cinco días en cuidados intensivos antes de ser dado de alta.

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