Descubre la historia detrás de 'Prisencolinensinainciusol': más que una canción, una reflexión cultural contra la incomunicación
En 1973 la RAI no daba crédito a lo que estaba viendo en la actuación de este cantante, provocador, actor y showman en su plató: una canción en un idioma inventado fonéticamente parecido al inglés.
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La escena es casi teatral: un estudio de televisión de la RAI, bailarinas en formación geométrica, cámaras que se deslizan como miradas curiosas, y en el centro un hombre con gesto de urgencia improvisada. Adriano Celentano —cantante, actor, showman, provocador nato— da un paso hacia delante, respira y dispara una lluvia de sílabas que el público cree reconocer sin llegar a entender. “Prisencolinensinainciusol… all right!”
El público, primero sorprendido y después divertido, no podía saber que aquel galimatías rítmico lanzado en 1973 acabaría transformándose en uno de los experimentos musicales más influyentes y analizados de la historia del pop europeo. Ni que, medio siglo después, seguiríamos preguntándonos cómo un idioma inexistente pudo decir tanto sobre la comunicación humana.
El origen del acertijo: Italia frente al espejismo anglosajón
En los años setenta, Italia era un país que miraba a Estados Unidos con una mezcla de fascinación y distancia. La televisión introducía canciones en inglés en una sociedad donde la mayoría no dominaba el idioma. La juventud imitaba acentos que entendía a medias. El inglés era una especie de ruido mítico: reconocible, deseable… y en gran parte incomprensible.
Celentano lo resumió años después en una famosa declaración:
“Hice la canción porque quería recordar a todos que, aunque creamos entendernos, en realidad no nos entendemos nada.”
Ese fue el punto de partida. No un chiste, no un capricho. Un diagnóstico cultural disfrazado de juego fonético.
Un laboratorio sonoro para desmontar un mito
La creación de Prisencolinensinainciusol no fue improvisada. El cantante organizó sesiones privadas en las que probaba sonidos, acentos y secuencias vocales. No buscaba palabras: buscaba sensación de palabras. Que el oyente creyera estar a un milímetro del significado… sin llegar jamás a capturarlo.
En otra de sus entrevistas, Celentano explicó:
“Quería que pareciera inglés, pero que fuera totalmente inventado. Porque a menudo la gente finge comprender inglés aunque no lo entienda. Y porque estamos rodeados de comunicación vacía.”
A ese rompecabezas vocal sumó una base musical sorprendente para la época italiana: un ritmo seco y obsesivo, vientos cortantes, un groove heredero del funk norteamericano. Era música urbana antes de que Italia tuviera una cultura urbana. Música negra salida de un estudio europeo. Y una voz que parecía parodia y homenaje al mismo tiempo.
El resultado era un artefacto sonoro imposible de clasificar: ¿pop? ¿performance? ¿crítica cultural? ¿teatro musical? ¿todo a la vez?
El día que la RAI emitió una profecía disfrazada de absurdo
La actuación televisiva de Prisencolinensinainciusol es hoy una reliquia digital que acumula millones de visitas. Pero para el público de 1972 fue un pequeño terremoto. Celentano irrumpió en el plató con la autoridad gestual de un predicador que quisiera bautizar a la audiencia en un idioma desconocido. Las bailarinas marcaban un ritmo casi militar; él, en cambio, rompía el compás con movimientos bruscos y espontáneos. La cámara, obsesionada con sus labios, intentaba captar un significado que no existía.
Muchos espectadores creyeron inicialmente que el cantante había compuesto una canción “en inglés”. Otros pensaron que era una sátira política, o un sketch. Para algunos, simplemente era “otro disparate del Molleggiato”.
Pero el propio Celentano insistía, serio: “No es una broma. Habla de la incomunicación. De que todos hablamos, pero nadie escucha.” Nadie imaginaba que esa interpretación casi improvisada sería analizada décadas después en facultades de comunicación y lingüística.
Un mensaje adelantado a su tiempo
Italia, Europa, el mundo entero estaban entrando en una nueva fase: la globalización mediática, la uniformización cultural, la expansión de un inglés omnipresente. Los jóvenes entonaban letras que no comprendían; los programas de televisión repetían eslóganes y frases hechas que se convertían en ruido publicitario. Celentano captó ese cambio como quien percibe un temblor antes de que llegue el terremoto. Prisencolinensinainciusol era la metáfora perfecta: una comunicación que suena fluida, rítmica, convincente… pero vacía. Un espejo anticipado de lo que acabaría siendo la vida digital: ruido constante, mensajes que nos rozan sin tocarnos, ideas que se transmiten sin que nadie las escuche de verdad.
Un fracaso comercial que viajó en el tiempo
A pesar de su audacia, la canción no fue un éxito inmediato. No tenía estructura melódica convencional, no era romántica ni bailable en el sentido clásico, y no servía para cantar en grupo.Fue un éxito incomprendido en un país que, en 1972, aún esperaba de sus cantantes algo más parecido a Sanremo que a Detroit.
Pero los años, y luego internet, le dieron la razón. Primero fue rescatada por melómanos. Después, remezclada por DJs. Más tarde, convertida en fenómeno viral cuando los vídeos antiguos de la RAI fueron subidos a YouTube. La pregunta se repetía en foros y redes: “¿Por qué creo entender algo, pero no entiendo nada?”
Ese efecto —medio mágico, medio inquietante— convirtió la canción en un clásico mundial. Hoy forma parte de playlists de “canciones adelantadas a su tiempo”, aparece en documentales, y es citada por musicólogos, antropólogos, lingüistas y creadores digitales.
El enigma que permanece vivo
La fascinación por Prisencolinensinainciusol no es solo musical. Es sociológica. Es psicológica. Es cultural. ¿Puede una canción sin palabras decir más que una canción con ellas? ¿Puede un sonido vacío revelar cómo funcionamos como sociedad? ¿Puede un gesto de humor convertirse en un manifiesto?
Celentano, que siempre ha mantenido una relación ambivalente con la fama, resumió en otra ocasión la verdadera esencia del tema: “No quería hacer reír. Quería que la gente se diera cuenta de que habla mucho, pero comunica poco.”Quizá por eso la canción, pese a su apariencia absurda, tiene un fondo melancólico. Nos recuerda que estamos cada vez más conectados… y más lejos unos de otros.
Una profecía disfrazada de groove
Hoy, más de 50 años después, Prisencolinensinainciusol sigue sonando extrañamente actual. En una época dominada por redes sociales, titulares fugaces y mensajes que se repiten sin profundizar, la canción parece haber previsto la era del “parece que dice algo”. Se estudia como antecedente del uso vocal fonético en el pop; como crítica a la hegemonía lingüística del inglés; como obra pionera de la performance musical televisiva; como fenómeno memético antes de que existieran los memes.Y sobre todo, como una advertencia que aún no hemos terminado de escuchar. Nos habla sin palabras. Nos señala sin acusarnos. Nos invita a escuchar lo que no entendemos.
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