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Microbiologia

Del río Tinto a Marte: una historia de microbios

  • Eduardo Villalobo Polo, Profesor Titular de la Universidad de Sevilla en el departamento de Microbiología, explica que las condiciones en Marte son más extremas que las admitidas por la vida terrestre.

El Río Tinto guarda unas características similares a Marte

El Río Tinto guarda unas características similares a Marte

Muchas son las sondas espaciales que han viajado a Marte y que han proporcionado información acerca de las características del planeta rojo. Mucho, por tanto, se sabe sobre este planeta, como que en el pasado hubo agua líquida corriendo por su superficie o que hay agua líquida bajo unos casquetes de hielo situados en su polo sur; o que hay minerales de azufre y hierro.

De hecho, el color rojizo del plantea se debe a que en su regolito, los materiales no consolidados de su corteza, hay minerales de hierro oxidado. También se sabe que su atmósfera es más delgada que la de la Tierra y compuesta, prácticamente, por dióxido de carbono (95%); el oxígeno presente en ella es residual.

Salvando las distancias, en la Tierra hay algunos lugares como Marte y uno de ellos es el río Tinto, situado en la provincia de Huelva, sobre la denominada faja pirítica ibérica.

Un mineral de azufre y hierro presente tanto en Marte como el río Tinto es la jarosita, que se forma por la descomposición de minerales primarios de azufre y hierro. La jarosita se descubrió en el siglo XIX en el Valle del Jaroso, Almería.

Para la formación de jarosita el río Tinto es perfecto, porque además del mineral primario (las piritas presentes en la faja), se necesita agua ácida y rica en sulfato, condiciones habituales en el río (pH entre 1,3 y 3; sulfato entre 0,7 y 14 g/l; hierro entre 0,05 y 4,2 g/l).

Las aguas del río, además, contienen cationes metálicos (arsénico, plomo, mercurio…) en altas concentraciones, lo que les hace ser potencialmente tóxicas. Así, las aguas del río están al límite de lo que la vida permite.

No obstante, no es menos cierto que el río resulta ser un ecosistema rebosante de vida, rico y diverso, en el que abundan microorganismos como bacterias, protozoos, hongos y algas, incluso hay animales microscópicos.

Los seres vivos que han prosperado en el río se han adaptado a esas condiciones extremas, por eso se denominan extremófilos

Todos los seres vivos que allí prosperan se han adaptado a esas condiciones extremas, por eso se denominan extremófilos. Como la característica más peculiar del río es la acidez, los extremófilos de allí son acidófilos.

El origen de las características del río Tinto se debe, en gran medida, a la actividad de muchos de los acidófilos allí presentes, capaces de crecer usando exclusivamente compuestos químicos inorgánicos, como azufre y hierro, y CO2 como fuente de carbono. Estos microorganismos con capacidad distintiva de crecer en medios estrictamente minerales reciben el nombre de quimiolitotrofos (de lithos, roca).

Los quimiolitotrofos, al crecer sobre sobre las piritas en presencia de oxígeno, y durante millones de años, han producido las enormes cantidades de ácido, sulfato y hierro oxidado presentes en el río. Así, el color rojizo del río, típico del hierro oxidado, y su color amarillento, típico de la jarosita, se deben a la actividad microbiana.

Por tanto, la apariencia y características del Tinto no son el resultado, como se ha dicho, de la intensa actividad minera que ha habido en su cuenca, si bien la minería ha ayudado a acentuar esas características. Haciendo un símil, habría que decir que los microorganismos del río han sido los microscópicos mineros que han hecho al río como es.

El símil es perfecto porque estos microorganismos, además, se pueden usar para extraer metales de alto valor económico a partir de las piritas, mediante un proceso conocido como biolixiviación. Los quimilitotrofos acidófilos más estudiados del río son Acidithiobacillus ferrooxidans y Leptospirillum ferrooxidans.

Atendiendo a las similitudes entre el río Tinto y Marte, es fácil dejar volar la imaginación y pensar que, si hubiera vida en ese planeta, podría ser muy parecida a la vida microbiana que encontramos en el río.

Recreación de pruebas llevadas a cabo en el río Tinto como simulador del planeta Marte. Recreación de pruebas llevadas a cabo en  el río Tinto como simulador del planeta Marte.

Recreación de pruebas llevadas a cabo en el río Tinto como simulador del planeta Marte.

Efectivamente, en Marte hay minerales de azufre/hierro y hay CO2 para permitir el crecimiento de quimiolitotrofos como los de río Tinto; sin embargo, no hay suficiente oxígeno para que estos oxiden azufre y/o hierro. Tampoco se ha detectado la presencia de nitrato en Marte, por lo que este compuesto no se podría utilizar para la oxidación de azufre/hierro como alternativo al oxígeno.

Otros tipos de metabolismos pudieran ser posibles en Marte, como la reducción de azufre o la producción de metano a partir del CO2, pero, desgraciadamente, las condiciones en Marte son más extremas que las admitidas por la vida terrestre.

Por ejemplo, la temperatura en el planeta rojo es extremadamente baja la mayor parte del año y su atmósfera muy delgada. Estas dos características hacen que la presencia de agua líquida en su superficie sea imposible, pues se vaporiza. Nótese que el agua descubierta en Marte es muy salobre, posiblemente rica en percloratos, y está bajo una capa de hielo. Que la atmósfera de Marte sea tan delgada implica, además, que las radiaciones ultravioleta e ionizante en superficie son muy altas e incompatibles con la vida.

A pesar de todo ello, no se descarta que Marte, en un pasado, pudiera haber albergado vida. Muchos indicios indican que el planeta rojo hace 4.000 millones de años era un lugar menos inhóspito, muy parecido a la Tierra actual, con temperaturas más cálidas, una atmósfera más gruesa y agua líquida corriendo por su superficie. Pensar que hace unos 4.500 millones de años la vida apareció en la Tierra hace albergar alguna esperanza de que hubiera ocurrido lo mismo en ese Marte “terrificado” de hace más de 4.000 millones de años.

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