El Vaticano en sede vacante: esto es lo que significa y sus implicaciones para los católicos
El periodo sin pontífice en el Vaticano recibe el nombre de sede vacante en el que el poder se transfiere al Colegio de Cardenales
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Tras el fallecimiento del Papa, la Iglesia Católica entra en un período denominado sede vacante, una fase de transición en la que el Colegio de Cardenales asume temporalmente la dirección de la Iglesia hasta la elección de un nuevo Pontífice. Durante este tiempo, la estructura eclesiástica sigue funcionando, aunque con limitaciones en cuanto a la toma de decisiones de largo alcance.
El papel del Colegio de Cardenales
Con la muerte del Papa, toda autoridad que le correspondía queda suspendida, y el poder es transferido temporalmente al Colegio de Cardenales, que asume funciones de gobierno limitadas. Sin embargo, los cardenales no tienen la potestad de modificar doctrinas, establecer nuevas normas o tomar decisiones que puedan comprometer el futuro de la Iglesia. Su misión principal es garantizar la continuidad administrativa y organizar el cónclave para la elección del nuevo Papa.
La administración a cargo del Camarlengo
El Camarlengo de la Santa Iglesia Romana se convierte en la figura clave durante la sede vacante. Su función es esencialmente administrativa, encargándose de la gestión del Vaticano y de los bienes de la Santa Sede. A pesar de su rol, el Camarlengo no puede promulgar leyes ni tomar decisiones que alteren la estructura eclesiástica. Entre sus responsabilidades más importantes están:
- Supervisar la administración económica del Vaticano.
- Presidir la Cámara Apostólica, que se reactiva únicamente en este período.
- Sellar los apartamentos pontificios para garantizar su inviolabilidad.
- Coordinar las reuniones del Colegio de Cardenales hasta el inicio del cónclave.
Suspensión de las actividades de gobierno papal
Durante la sede vacante, todas las actividades de gobierno ordinario del Papa quedan suspendidas, salvo aquellas estrictamente necesarias para la administración cotidiana del Vaticano. Esto significa que no se pueden firmar decretos, nombrar obispos o realizar cambios en la Curia Romana hasta que el nuevo Papa asuma el cargo.
La sede vacante concluye con la elección del nuevo Pontífice, un proceso que se lleva a cabo en el cónclave, donde los cardenales reunidos en la Capilla Sixtina eligen al sucesor del Papa fallecido o renunciante.
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