¡Oh, Fabio!
Luis Sánchez-Moliní
Ussía, el último acto del “otro 27”
El convento de Santa Marta es el monasterio de clausura más antiguo de Córdoba, construido entre 1470 y 1510. Pertenece a la rama femenina de la Orden de San Jerónimo. Llamada también iglesia del Cinamomo, por un árbol de igual nombre que hay cerca de ella, surgió a partir de un beaterio del siglo XV, estableciéndose la casa llamada Corral de los Cárdenas, a la que posteriormente se añadió la Casa del Agua. Fue inscrito como Bien de Interés Cultural en 1980. El lado sur del patio – el único del convento que se abría a la ciudad para el abastecimiento del cenobio y para atender la hospedería–, porticado con tres arcos, da paso a la hospedería; en el lado oeste, porticado con dos arcos, está la puerta de entrada a la clausura.
A la iglesia –verdadera joya del lugar– se accede también a través de un bello arco porticado que construyó Hernán Ruiz I (a finales del Barroco), del mismo autor y estilo que la puerta del monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, donde tuvo su sede una comunidad masculina de jerónimos desde su fundación a mediados del siglo XV hasta la Desamortización de 1835. “Este patio pretende ofrecer al visitante un tiempo de descanso, físico y espiritual, e invita a conocer y valorar la vida discreta y laboriosa de las religiosas de clausura”, defienden desde la Hermandad de la Misericordia.
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