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Moguer, su luz y yo

  • Declarada conjunto histórico artístico en 1967, la luminosa ciudad de Moguer ofrece rincones que irradian belleza e invitan al viajero a perderse en ellos

Moguer, su luz y yo

Moguer huele a mar. Moguer respira la gran aventura americana, palpable tanto en sus calles inundadas de sabor colombino, como en sus edificios históricos.

Casas señoriales, fachadas enrejadas y un legado cultural difícil de resumir, dan una idea del esplendor histórico de esta tierra de poetas y descubridores, de historia y poesía, de mar y de luz.

Detalle de Santa Clara. Detalle de Santa Clara.

Detalle de Santa Clara.

Moguer, su historia y yo

Moguer no ha cesado de recibir influencias externas; de los romanos ­­–castillo–, de los árabes ­–fuente de Pinete y de Montemayor, aljibe del castillo…– y más tarde, de los cristianos –iglesia de la Granada, ermita de San Sebastián-; pero si hablamos de la historia de Moguer, hay un capítulo relacionado con un Nuevo Mundo, en el que debemos detenernos.

La historia colombina moguereña parte desde el monasterio de Santa Clara, –declarado monumento histórico-artístico nacional y lugar donde Cristóbal Colón realiza las gestiones con la abadesa titular– y respira Descubrimiento por todos sus rincones; el convento de San Francisco hoy sede del Archivo Histórico Municipal y Biblioteca Iberoamericana, el antiguo embarcadero donde se construyó La Niña, la casa del almirante Hernández Pinzón, la capilla del Corpus Christi o las fachadas de época que dan señorío al municipio.

Moguer está tan vinculado con América que hasta la ciudad de San Antonio de Texas debe su nombre a Fray Antonio de Olivares, un ilustre franciscano moguereño.

Casa Museo Zenobia y Juan Ramón Jiménez. Casa Museo Zenobia y Juan Ramón Jiménez.

Casa Museo Zenobia y Juan Ramón Jiménez.

Moguer, su cultura y yo

El Descubrimiento llevó el nombre de Moguer a tierras lejanas, pero fue Juan Ramón Jiménez quien lo hizo universal.

"Te llevaré Moguer a todos los lugares y a todos los tiempos. Serás por mi, pobre pueblo mío, a despecho de los logreros, inmortal".

Es por esto que hablar de cultura en Moguer, es hablar de Juan Ramón Jiménez.

Como si de una novela a gran escala se tratase, la ciudad invita a descubrir al premio nobel; el museo al aire libre Platero Escultura, que rememora capítulos de Platero y yo, la Casa Museo Zenobia y Juan Ramón Jiménez –muestra de objetos personales y Sede de la Fundación JRJ–, la casa natal de Juan Ramón Jiménez, –dedicada a su familia y al entorno de la época–, el Panteón en el cementerio municipal y numerosos azulejos con pasajes de Platero y yo que engalanan la ciudad en un recorrido literario por las calles que le inspiraron.

La vida cultural de Moguer no termina en el genial autor, esta respira por todos sus poros; Teatro Felipe Godínez, Festival de teatro Luna de Verano, Certamen Nacional de Teatro Aficionado, Liceo Municipal de la Música, Festival de Cante Flamenco…

Playa Parador. Playa Parador.

Playa Parador.

Moguer, sus naturaleza y yo

Los amantes de la naturaleza encuentran en Moguer una extensa oferta gracias a su privilegiado entorno y parajes naturales.

Y es que gran parte del término Municipal de Moguer pertenece al Parque Natural de Doñana, incluidas las extensas y vírgenes playas de Mazagón.

Mazagón es una de las escasas franjas litorales que aun conservan un carácter agreste y salvaje, lo que le confiere un especial atractivo para quienes buscan el contacto con la naturaleza. Esto, sumado a la calidad del agua y la finura de la arena de la franja costera que discurre desde el arroyo Julianejo a la Playa Torre del Loro, hacen que cada año la playa del Parador reciba la bandera azul.

Más de 3.000 horas de sol al año y temperaturas suavizadas por la brisa del Atlántico se unen al impresionante paisaje que componen los frondosos pinares que desde los médanos milenarios se asoman a un mar que alberga una fauna marina rica y diversa.

Coquinas, almejas, lenguados, doradas, corvinas o langostinos habitan en las proximidades de Mazagón, un atractivo para los aficionados a la pesca.

Moguer, su gastronomía y yo

Habas con chocos, bacalao con tomate, huevas, potaje de bacalao, gambas de la costa, lenguado, coquinas… La gastronomía de Moguer y Mazagón ofrece exquisitos platos marineros.

La clave es saber alternar el proceso con la tradición, combinar lo nuevo y lo antiguo. Prueba de ello son los productos artesanales que dan fama al municipio; los pastelillos moguereños, las quesadillas de almendras y el vino de naranja. El vermut Sáenz es el primer vermút de marca nacional española y muy apreciado por los amantes de este caldo.

Pero si algo identfica a Moguer es el cultivo de la fresa, con casi 2.000 hectáreas del 30 % del total provincial dedicadas al cultivo del fresón, uno de los mayores productores de la provincia de Huelva, ¡generando 85 toneladas al año de este oro rojo! Además, complementa su oferta agrícola con el cultivo de frutales, cítricos, frambuesas…

Moguer, su gente y yo

La hospitalidad de los moguereños es su seña de identidad. Característica, que durante sus fiestas, se multiplica de manera exponencial.

La Romería de Ntra. Sra. de Montemayor ­–segundo fin de semana de mayo– es la más multitudinaria y pintoresca. Se celebra en honor a la Patrona de Moguer, alrededor de su ermita. Durante tres días los asistentes viven en chozos de eucaliptos construidos por ellos mismos, entremezclando devoción y fiesta.

La Velada de Moguer –8 de septiembre– cuenta con la programación cultural y de festejos en el recinto ferial. Actuaciones musicales, paseo carruajes, caballos, música… en toda una semana de feria

La Semana Santa, de las más importantes de la provincia de Huelva, desfiles procesionales desde el Domingo de Ramos al Sábado Santo, especialmente atractivos al atravesar el hermoso casco urbano.

El Camino de Moguer al Rocío, por su parte, es uno de los cinco que dirigen a los peregrinos a la aldea y uno de los más importantes y transitados. Moguer se vuelca en su camino al Rocío cada año y miles de peregrinos de otros lugares nos acompañan en esta experiencia. Vivir el Rocío con la Hermandad de Moguer, la cuarta en antigüedad, es todo un privilegio.

Pero sin duda, la festividad más romántica y participativa de Moguer, es la Feria de Época 1900 —finales de febrero— que rememora la época de Juan Ramón Jiménez y Zenobia, Moguer retrocede en el tiempo y se viste para volver a vivir aquellos años de luz y poesía. Disfrutaremos de espectáculos circenses, artesanías, cantes de ida y vuelta, coplillas, bandas y pregoneros y un sabor inconfundible entre buñuelos y piñonates.

Más información: www.aytomoguer.es