El Sol está en constante actividad y una serie de explosiones que han tenido lugar en el astro han provocado una tormenta solar 'caníbal' que afecta ahora a la Tierra. Según Live Science se trata de una llamarada solar de categoría G3, se trata de una tormenta que se considera 'fuerte' a nivel geomagnético, encontrándose dos puestos por debajo de la categoría máxima que puede otorgarse a una tormenta: G5.

¿Qué es una tormenta solar caníbal?

Se ha de tener en cuenta que el Sol tiene actividad magnética en su superficie, esto cambia la temperatura y color en algunas zonas de su exterior (lo que se conoce como manchas solares), es en esos puntos en los que nacen las tormentas solares o geomagnéticas. Estas expulsan ondas de radiación, viento y gas de plasma que pueden llegar a la atmósfera terrestre y causar una serie de problemas.

Reciben el nombre de tormentas solares caníbales aquellas que se producen en la misma región del espacio que otra tormenta solar reciente, superándola, según información de la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration del gobierno estadounidense). Esto provoca una mayor tormenta geomagnética.

¿Qué impacto tiene en la Tierra?

Si has seguido las noticias te habrás encontrado con titulares alarmantes sobre el impacto negativo que esta tormenta solar puede tener sobre las telecomunicaciones terrestres. Sin embargo, es poco probable que las peores previsiones se cumplan. Esto es gracias a, como indican desde National Geographic, que se trata de eventos puntuales para los que existe la protección que otorga el campo magnético terrestre.

Desde la NOAA establecen que las consecuencias previstas para tormentas solares de categoría G3 incluyen posibles intermisiones con la navegación vía satélite y radios de onda corta. Los satélites podrían tener más problemas, pudiendo necesitar ser recalibrados, entre otras consecuencias. Pese a todo, las tormentas solares tienen cosas positivas, puesto que son las causantes de las auroras boreales, el espectáculo natural que puede verse en la zona norte del planeta, pero que, dada la intensidad de la tormenta, podrían verse en latitudes menos habituales, para los que la NOAA pone los ejemplos de Illinois y Oregon.