TV-Comunicación

La Fábrica de la Tele se desmorona en Telecinco

Jorge Javier Vázquez

Jorge Javier Vázquez / MEDIASET

Mediaset asestó un gran golpe a la productora La Fábrica de la Tele con la cancelación de Sálvame. Era el principio del fin. O el final de un principio de cambios en Telecinco. Estas guerras internas en la cadena no vienen a tranquilizar lo que se produce de cara al espectador y todo el ruido viene a perjudicar aún más a una empresa que quiere cambiar más de lo que puede.

La etapa de Paolo Vasile, tan imperial y rentable por momentos, fue demasiado larga. Mediaset debió anticiparse a sus tendencias.

La Fábrica de la Tele con Sálvame prácticamente sostenía la columna vertebral de Telecinco y a su vez terminaba de empapar todo. El problema que se agravaba en este canal era que tenía un público fiel pero más allá de él no había demasiado que atraer. Con una cadena que parecía, y parece, siempre estar emitiendo el mismo reality y la misma polémica eterna era un modelo arriesgado extenderlo mucho más. La Fábrica de la Tele no supo ver tampoco más allá de sus formatos y de sus personajes, que ahora no serán sino una anécdota más en el océano de Netflix.

La ruptura se hizo definitiva con el fin de Sálvame y se constató con el formato de Cuentos chinos, tan precipitado en su preparación como en su suspensión. A la productora de Óscar Cornejo y Adrián Madrid, que fueron los que controlaban el balón en tiempos de Vasile, se le acaba la cuerda en la que ha sido su casa desde hace años. Su lugar de privilegio lo ha terminado de ocupar la productora de Ana Rosa Quintana, Unicorn Content, que es la que sostiene ahora la parrilla del canal principal con ese riesgo de llevar a la matriarca a las tardes.

Prosiguen los tiempos de cambios y terremotos en Mediaset, lo que no le viene bien ni a la compañía ni a sus ahora frágiles cadenas. Esto de hacer televisión en siglo XXI se ha vuelto complicado. Como siempre. Y con una competencia infinita. Sin ideas claras no se puede salir a la calle, ni tampoco salir al aire. Se atisban cambios aún más drásticos para enderezar una nave que por inercia de años estaba escorada.

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