Tánger y Tetuán, un viaje entre costuras
Marruecos encuentra en la novela de María Dueñas el patrón ideal para atraer turismo. Agencias de viajes ya organizan rutas por los escenarios de la serie.
Marruecos ha encontrado en la novela de María Dueñas El tiempo entre costuras y en su posterior adaptación a la televisión el patrón con las medidas exactas para una ruta turística de la talla de sus planes para enganchar al mercado español al norte de África como un destino turístico próximo, exótico e interesante por descubrir.
Una ruta por los recuerdos del Marruecos del protectorado español que ya comienzan a ofertar las agencias de viajes con las navieras del Estrecho. No es la primera vez que un fenómeno televisivo de ficción atrae a turistas como un recurso más de los destinos. En esta ocasión, los más de cinco millones de espectadores que siguieron las aventuras de la modista Sira Quiroga en Tánger y en Tetuán y los millones de lectores de la novela suponen un verdadero pastel que Marruecos quiere comerse.
"España trae unos 730.000 turistas, según los últimos datos de los que disponemos. Es nuestro segundo mercado emisor, el primero es Francia con más de 2 millones y nuestro objetivo es llegar al millón de visitantes españoles en 2015", explicó el director de la Oficina Nacional Marroquí de Turismo en España, Mohammed Sofi, quien acompañó hace unos días a un grupo de periodistas españoles a conocer los escenarios donde se rodó la serie.
"Esta película ha conseguido que nosotros veamos cómo fue la época del Protectorado, porque la gente de mi generación no la conocimos", cuenta la guía Hamida Sembak desde el hotel El Minzah a la Plaza 9 de abril de 1947. Una plaza que supone el tránsito entre dos mundos con 12 siglos de diferencia con solo cruzar la puerta de la Medina y la muestra de que Marruecos es un país de colores, sabores y olores. "Y la mezcla se siente en el aire", añade Hamida.
La puerta es la entrada a un laberinto de callejuelas estrechas donde conviven desgastadas construcciones europeas de principios del siglo XX con decenas de pequeños bazares donde todo se vende, desde verduras que ofrecen las agricultoras hasta detergentes o mandos a distancia universales. La herencia también de la época que se refleja en El tiempo entre costuras está en los barrios para cada nacionalidad. La ruta lleva al puerto y al mítico hotel Continental donde en la ficción se alojó la protagonista con su amado Ramiro.
"A Tánger venían muchas personas que querían cambiar de vida, y el mejor ejemplo de ello es la serie", indica la guía. Los escenarios de la ficción son muy reconocibles, como la comisaría -que es la puerta del museo de la kasba- o la terraza del hotel con vistas al puerto. Sin embargo, la magia del cine se toma sus licencias, y la fachada del lugar es la del palacio del sultán Moulay Hafid. En esa época fue el colegio italiano y hoy, un precioso espacio para eventos culturales, propiedad de Italia.
El cónsul honorario en Tánger, Gianfranco Ginelli, recuerda que recibió la petición de alquilar el edificio al equipo de rodaje justo cuando su mujer estaba leyendo el libro de María Dueñas. "¡Y al final hicieron 11 capítulos!", exclama. Y es que el sitio dio para mucho en la serie. Allí se ubicó la vivienda de Rosalinda Fox -el único personaje real de la serie y conocido en el Campo de Gibraltar-, el hospital donde se recuperó la costurera, los salones de fiestas... que vacíos ya impresionan. "Una española vino la semana pasada a hacerse fotos aquí. Carmen Lomana, ¿la conocen?", revela el cónsul. La Legación Americana, también escondido entre las callejuelas de la Medina, se usó para interiores.
En Tetuán, "la ciudad blanca", todas las esquinas recuerdan a Andalucía y la Medina, patrimonio de la Humanidad, invita a perderse. Son fácilmente reconocibles de la ficción televisiva la antigua plaza Primo de Rivera -hoy Moulay el Mehdi-, las fachadas de varias viviendas, el Instituto Cervantes -el edificio donde la matutera Candelaria ubicó el taller de la modista- o el Centro de Arte Contemporáneo de Tetuán en la antigua estación de ferrocarril. El rodaje fue hace años y, al preguntar por la calle, los vecinos apenas lo recuerdan. Sí los efectos que está teniendo y su potencial para desarrollar el turismo.
Quien sí recuerda la estancia de los actores en Tetuán es Ruth Barreto, que regenta la riad próxima a la Medina -El Reducto- donde se hospedaron los actores principales y donde también se grabaron escenas. "Venían llorándome todos los días", recuerda la empresaria. Sin embargo, en Madrid ya se felicitaban con el excelente resultado de la ficción. Igual que el Norte de Marruecos, que está viviendo un presente turístico entre costuras.
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