Plano general es ese tipo de programas pequeños pero matones que TVE necesita para salir de su letargo. Entra en la escala ideal, porque se le puede definir de ‘bueno, bonito y barato’. Practica el periodismo de antaño, ese que ya prácticamente se había perdido en la televisión pública. El del cuestionario rápido. El del test de personalidad.

Aquí se trata de resolver en media hora tasada un encuentro con el invitado y que en este tiempo haya habido tiempo suficiente para haber repasado, por un lado, su vinculación con la actualidad, sus aspectos biográficos, todo eso que como personaje conocido al espectador le interesa de él. Por otro lado, también hay tiempo para encajar ese fotomatón que permite a base de preguntas rápidas conocer qué libro tiene entre manos, cuál fue la última película que vio o qué se llevaría a una isla desierta.

Yo creo que la última vez que alguien se atrevió a lanzar este tipo de cuestionarios ante las cámaras fue Pablo Lizcano en Autorretrato, y de ello han pasado no menos de cuatro décadas. Ahora, con unos medios técnicos mucho mejores, enHD, y con una realización que prima el primer plano, contradiciendo el título del programa, se nos sirve en bandeja un producto de esos que da gusto consumir. Casi una delicatesen.

El responsable de ello es Jenaro Castro Muiña, al que hemos estado demasiado tiempo sin ver delante de las pantallas, y que se nota disfruta mucho haciendo estas entrevistas con los personajes más dispares. La primera, con Pablo Iglesias, fue sencillamente hipnotizadora. La cuestión es que el título induce a error. Incrustado entre Días de cine e Historia de nuestro cine podría pensarse que Plano general es un programa de conversaciones con gentes relacionadas con el mundo del séptimo arte. No parece que la ubicación del programa (viernes, 21.30) sea la más idónea, y sin embargo la emisión de la primera entrega logró subir un punto de audiencia la que le había dejado Días de cine, bien escasa.

Por qué, durante nada menos que cinco años, hemos tenido que soportar entre los dos programas de cine, a modo de relleno, una cuña de documentales a cuál más extemporáneo, ahora de naturaleza, ahora de viajes, ahora de arte. El último, Artrevidos con Nate (traducción libre del título original), una serie que no estaba mal si no fuera porque era la tercera vez que se reponía.

Bienvenido sea Plano general a la parrilla de TVE. Y larga vida. Que los personajes son infinitos.