TV-Comunicación

La democracia de Lazarov

  • El especial de Nochevieja de 1976 contribuyó hace 40 años a mentalizar al público de TVE de la nueva época inmediata que traería la libertad

"No ha sido un mal año… yo los he visto peores", despedía la gran Mary Santpere a 1976 antes de que se conectara, con voz en off como nos podría recordar Marisa Naranjo, con el reloj de la Puerta del Sol. Sabiendo que Santpere fue una de las actrices de la primera película estrenada al término de la Guerra Civil, Los cuatro robinsones de Muñoz Seca, la cómica catalana no mentía en esa apreciación. El Especial Nochevieja de hace 40 años, firmado cómo no por Valerio Lazarov, es un monumento del aperturismo, cuando los programas de entretenimiento eran más progresistas que el resto de la parrilla de TVE. Si había que mentalizar a los españoles del reto de la Transición nada mejor que la noche en la que todos se reunían, la de las uvas, para fortalecer el mensaje dos semanas después del referéndum de la reforma. Un 1977 "lleno de petróleo, democracia y que vuelva las minifalda", proclamaba con su papada el actor Antonio Garisa nada más aterrizar el nuevo año. Ni Garisa ni Santpere darían la talla convencional de presentadores de lentejuelas pero al realizador rumano, fichaje en su momento de Adolfo Suárez al otro lado del telón, le gustaba esos contrastes. A su mujer, Didi Sherman, le hizo pedir un nuevo año "sin polución" y la escultural Sara Lezana suspiró para que 1977 "permita que los españoles vean aquí lo que antes tenían que ver fuera". Silvia Tortosa deseaba que "las mujeres puedan engañar a los hombres por lo menos tanto como ellos nos engañan". Por alguna parte había que empezar la igualdad, entendió Lazarov. Suena incorrecto, pero desde una broma chusca el feminismo ganaba así apoyos estelares.

La Nochevieja de hace 40 años removía las almas, hacía encarar con optimismo lo que negaba la cartera de la clase media. Los nuevos tiempos llegaban acompañados de una grave crisis económica pero también los empujaban la esperanza y por eso ahí también iban a estar los onubenses de Jarcha con Libertad sin ira. Turrones con reclamación, impensable decenios después. La ropa informal se subía a los cajones del "brindiiis", la apoteosis musical de pajaritas y trajes de noche, muy de Señoras y señores, muy Eurovisión, con que comenzó aquel especial. Sólo en TVE se podían reunir Fernando Esteso, Sara Montiel, el peronista Palito Ortega o La Charanga del Tío Honorio entre las campanas del ballet Zoom. Todos a la vez, con Manolo Escobar, el guaperas Manolo Otero (que esa noche remedó a Tony Curtis en Con faldas y a lo loco, excentricidad con cierto calado), Pajares, la ex azafata Ángela Carrasco, Massiel o Los Golfos ("¿qué pasa contigo, tío?"). Estaba previsto que Camilo José Cela cantara un tango, pero el escritor gallego escurrió el bulto.

Desde 1961, con una Fiesta en familia, TVE animaba la primera medianoche del año, pero la de 1977 fue distinta, con mucho presupuesto y con intención de confirmar que había llegado una época distinta y que empezaba a despuntar en los anteriores especiales. El programa de más de cinco horas se abrió a la hora de la cena con varias actuaciones grabadas en Estados Unidos y ahí quedó para el archivo esa aparición de los Jackson Five, con Michael deseando felices fiestas al micrófono de la enchufada Sherman, con la presencia de Xavier Cugat, el español más internacional por entonces, rematando con su aspirante, Julio Iglesias, y Camilo Sesto. A continuación llegó un festival de promesas, con Lolita o los Desmadre 75 cantando aquello de "saca el whisky, cheli...", canción veraniega que venía a festejar de forma disimulada el fin del franquismo (la censura no se enteró).

"Brindis, brindiiis", cantaban en play back el dúo de humoristas de moda, los actorazos Jesús Puente y Juanjo Menéndez, estrellas del espacio 625 líneas. Pepe Da Rosa entrada la madrugada se entonaba con su gran éxito de inspiración televisiva, Los cuatro detectives. "… Ay, que venga Banaché". Pues sí, aquella noche no faltó ni Banacek, apareció el actor George Peppard, futuro Hannibal en El equipo A. Algún chiste verde y un par de bailes sincopados, para acompañar el alcohol en la salita, fueron conduciendo a los españoles a la cama, soñando aquel día con que todos íbamos a ser muy felices con la democracia, la futura Constitución, la libertad sin ira.

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