El drama de madre e hija, Elena y Adara, en 'Supervivientes', tensión de telenovela
Miri se convierte en líder de su playa y es uno de los nombres que toma fuerza en esta edición 'All Stars'
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La tercera gala de Supervivientes All Stars: Tierra de nadie, tuvo carácter de telenovela de siempre: una madre y una hija separadas por el veredicto del público. Además, nominaciones cargadas de rencores acumulados y un líder que repartió golpes con la precisión de un reloj suizo.
Jorge Javier Vázquez, con su entereza habitual en estas galas, se fajó este jueves en Telecinco. Ay, si Supervivientes es un espejo de nuestras pasiones humanas, esta edición all stars nos devuelve la imagen de veteranos que aún sangran por lealtades rotas y sueños de redención como los robinsones de Cayos Cochinos.
La velada arrancó con el peso de lo inevitable. Tras la salvación de Tony Spina en la gala del martes, el trío formado por Iván González, Adara Molinero y su madre, Elena Rodríguez, aguardaba el mazazo. Eran los últimos minutos en la cuerda floja, y el aire en la palapa se cargaba de esa tensión palpable que solo este reality sabe conjurar. Vázquez no hizo esperar mucho: "Ha llegado la hora de que uno de vosotros se libere de esta sombra". El primer alivio llegó rápido, como un bálsamo en medio del barro. En la ceremonia tradicional, donde el agua sucia decide destinos, Elena y Adara recibieron el chapuzón que las mantenía en el ojo del huracán, mientras Iván González emergía como el primer salvado de la noche y posterior líder de su playa.
El exconcursante de Gran Hermano, con su habitual temple, esbozó una sonrisa de alivio que contrastaba con las miradas cabizbajas de madre e hija. Para Adara y Elena, el peor de los escenarios se materializaba: un duelo madre-hija que nadie deseaba, pero que el juego imponía con crueldad implacable.
Adara, la guerrera de ediciones pasadas, no ocultó su disgusto. Con voz entrecortada, admitió que compartir esta isla con su madre había sido su mayor ancla, pero que el destino, caprichoso como siempre, las ponía a prueba. Elena, por su parte, elevó el tono emocional a cotas de puro cine: defendió a su hija con la ferocidad de una leona, insistiendo en que Adara tenía aún mucho que ofrecer, que su espíritu indomable merecía más semanas bajo ese cielo tropical. Era un momento de esos que nos hacen pausar el mando y reflexionar sobre los lazos familiares.
Pero una gala de Supervivientes no da tregua, y la noche escaló hacia su clímax con el veredicto final. Bajo las luces de la palapa, madre e hija se abrazaron en el centro del círculo, mientras Vázquez leía los resultados de la app de Mediaset Infinity. "La audiencia ha decidido que la salvada sea... ¡Adara!". El estallido de llanto fue inmediato, un torrente que arrastró a ambas.
Adara se derrumbó en brazos de su madre, quien, con una entereza que honraría a cualquier heroína, la consoló con palabras que calaron hondo: un recordatorio de que la vida real espera fuera, de que el orgullo por sus hijos es el verdadero trofeo. Elena se marchaba con la cabeza alta, orgullosa de haber compartido esta odisea con su descendencia, pero dejando un vacío que se sentía como una herida abierta.
Ha sido, sin duda, la expulsión más lacerante en varios años, un recordatorio de que en la isla, como en la vida, las separaciones duelen más cuando tocan la fibra del corazón.
La despedida no terminó en lágrimas secas. Elena, en su último acto como superviviente, ejerció el llamado "beso de Judas": un gesto ritual donde, antes de partir, otorga un punto nominable directo a quien considere oportuno. Su elección recayó en Miri Pérez Cabrero, la flamante líder de Playa Caos y nombre pujante en esta edición además de sus romances en España, quien acababa de coronarse en una prueba de destreza que había puesto a prueba músculos y astucia. Miri, que se había librado de nominaciones gracias a su brazalete, recibía así un revés inesperado, aunque su reacción fue de estoica resignación. "Es el juego", murmuró, mientras el grupo digería el impacto.
Con el aura de la expulsión aún en el aire, llegó el turno de las nominaciones, ese ritual semanal que transforma la palapa en un foro de antiguos agravios. Divididos en sus dos grupos —Playa Armonía y Playa Caos—, los concursantes desgranaron sus votos con la franqueza de quien ha pasado días lidiando con hambre y picaduras.
En Caos, el fuego cruzado apuntó mayoritariamente a Adara: Fani Carbajo la señaló por un roce reciente, Rubén Torres por desacuerdos constantes, Noel Bayarri por considerarla la más disruptiva, y Sonia Monroy por la escasa afinidad. Solo Tony Spina rompió la unanimidad, optando por Sonia tras un encontronazo puntual.
El resultado: Adara como nominada por mayoría, un castigo que, dadas sus batallas previas, parece más un homenaje a su rol de agitadora que un rechazo rotundo.Miri, desde su pedestal de líder, añadió leña con su voto directo: Fani Carbajo, a quien acusó de oportunismo, de "ir al sol que más calienta". La aludida no se quedó callada; replicó con dureza, tildando las palabras de su compañera de hipócritas y falsas, un intercambio que dejó el ambiente cargado de promesas de revancha.
Gloria Camila contra Alejandro
En Playa Armonía, las aguas no estaban más tranquilas. Gloria Camila abrió el fuego contra Alejandro Albalá, a quien reprochó egoísmo y cinismo en la convivencia diaria. Carlos Alba apuntó a Jessica Bueno, no por enemistad abierta sino por equilibrar la balanza con el resto del grupo. Jessica devolvió el dardo a Alejandro, protegiendo a Gloria por lealtades pasadas, mientras este contraatacaba contra Jessica por desavenencias menores y una supuesta ingratitud.
El empate entre Jessica y Alejandro obligó a Iván González, líder de la playa, a desempatar: optó por Jessica, argumentando un "marrón" inevitable, y remató con su voto directo a Gloria Camila, por la frialdad en sus interacciones semanales. Al final, la lista de nominadas quedó como un cuarteto de amazonas listas para la batalla de estos próximos días: Adara Molinero, Fani Carbajo, Jessica Bueno y Gloria Camila.
Cuatro mujeres que han marcado ediciones pasadas con su carisma y sus tormentas, ahora en las manos del público.
La gala no fue solo drama; hubo guiños a la humanidad de estos veteranos. Tony Spina, recién salvado, se abrió en una confesión que nos recordó por qué amamos estos programas: habló de pérdidas personales, de anhelos de paternidad truncados, con una vulnerabilidad que humanizó su figura de showman. Y en un toque de ligereza, el juego de localización previo, un balancín endiablado para colocar piezas en cajas elevadas—, repartió risas y caídas, culminando en el cambio de ubicación que obligó a los grupos a reconfigurar sus refugios.
Playa Caos fue el ganador de esa prueba que da aire a los particpiantes. Mientras, el helicóptero se llevaba a Elena hacia el aeropuerto de La Ceiba. Los que quedan en los Cayos, catorce, se preparan para otra semana de sol abrasador y estrategias.
Supervivientes All Stars nos regala no solo supervivencia física, sino un retrato de resistencia emocional, de segundas oportunidades en un mundo que rara vez las ofrece.
Las nominadas: Adara, Jessica, Gloria y Fani.
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