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La inteligencia artificial y el dominio del mundo

Un robot de uno de los reportajes de 'La noche temática'

Un robot de uno de los reportajes de 'La noche temática' / RTVE

La noche temática, a las 23.45 en La 2, estrena hoy dos documentales sobre la inteligencia artificial (AI), presente y futuro de la tecnología que va a cambiar de forma radical el mundo. Los análisis se llaman Sociedad cyborg y El padre de los cyborgs. Ambas entregas muestran como la AI está cambiando la sociedad, y cómo aplicaciones como ChatGPT ponen a prueba nuestra relación con la verdad, la identidad e incluso la realidad. Las nuevas tecnologías también tienen su aplicación en la medicina.

En Sociedad cyborg AMECA es el robot humanoide más avanzado del mundo. Tiene sus propios pensamientos, opiniones e incluso sentido del humor. Para Will Jackson, fundador y presidente de Engineered Arts, “La fusión de la IA con la robótica humanoide la pone así en nuestro mundo físico. De repente, ya no solo usamos la IA en nuestro smartphone u ordenador, sino que se convierte en una persona en la sala”.

Cuando Will Jackson pregunta a AMECA por sus pensamientos más oscuros, ésta contesta: “Mis pensamientos más oscuros son que a los humanos los acabarán reemplazando los robots”.

En el segundo documental se narra el trabajo del doctor Phil Kennedy, pionero en la implantación estímulos artificiales en pacientes discapacitados.  Kennedy implantó varios electrodos de alambre en el cerebro de un hombre paralítico y le enseñó a controlar el cursor de un ordenador con su mente. Kennedy llamó a su paciente el “primer cyborg” y la prensa calificó su hazaña como la primera vez que una persona se comunicaba a través de una interfaz cerebro-ordenador. Desde entonces, dedicó su vida al sueño de encontrar la forma de digitalizar los pensamientos de una persona.

En 2014, Kennedy se quedó sin fondos para sus proyectos. Viajó a América del Sur, le cortaron la parte superior del cráneo y le implantaron pequeños electrodos en el cerebro para comprenderlo mejor. La autoexperimentación de alto riesgo que supuso generó una mezcla de asombro y condena por parte de la comunidad científica. A pesar incluso del riesgo de haber sufrido un daño cerebral, continúa investigando cómo desarrollar una tecnología que restaure el habla a los pacientes que han perdido la capacidad de comunicarse accediendo directamente a sus ondas cerebrales.

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