Una pantalla sin corazón

Los famosos bajaron del pedestal para saltar remunerados a la pista con 'Tómbola', que nació tal día como hoy hace 15 años en la cadena autonómica valenciana y que durante cinco meses también emitió Canal Sur

Una pantalla sin corazón
Una pantalla sin corazón
F. A. Gallardo

13 de marzo 2012 - 05:00

Durante tantos años la tele la protagonizó gente de corbata, señores que trataban de usted a todo el mundo. A los concursos se iba vestido de domingo y a las tertulias y debates acudían profesores universitarios con cosas de decir y cara seria. La gente de la calle era una nota de color en una encuesta o el dramático rostro de cualquier tragedia en un informativo o en un reality (como se calificaba erróneamente entonces) tipo Quién sabe dónde. Y los famosos que eran famosos simplemente por ser famosos ocupaban mudos las revistas del corazón, enseñando sus casas con muchos cuartos de baño y posando con algún novio aparecido de improviso.

Pero la televisión, una televisión tanto pública como privada que estaba anclada en otros tiempos, no podía perder el tren de una clase media que pedía más interactividad: todos tenemos derecho a nuestro minuto de gloria, porque eso además permitía mejorar los índices de espectadores frente a la competencia. Quien más se acercara a ras de suelo, más posibilidades tenía de contar con más audiencia, y ahí entraban cosas nunca vistas antes, como las palabrotas, las broncas, los tirones de pelos y enseñar la ropa interior… cosas que ya se abusaban en el jurásico estadounidense.

El debate barriobajero y sincero, evolución simplista del programa de testimonios que por aquí se descubrió con Hablando se entiende la gente de Telecinco, entraba con fuerza a mediados de los años 90, cuando este país barruntaba el pelotazo general, la sensación de ser alguien en el mundo. Y en esas apareció, hace hoy quince años, un programa valenciano, Tómbola, una recreación de las fiestas de las Fallas donde se prendía fuego en el cadalso de los labios de Mae West a cualquier famoso del montón. La primera que lo sufrió fue Chábeli, la osada primogénita de la Preysler, que dio un portazo con 7 millones de pesetas en el bolsillo del que se hizo eco todo el mundo en los programas de zapping. De eso hace quince años. Cuando el personal descubrió la mala leche de Mariñas, donde acuñó el "que te calles Karmele", la inopia periodística de Lydia Lozano y el nihilismo de Jimmy Giménez Arnau. En Tómbola aparecieron Pocholo y sus iras acuáticas, Carmina Ordóñez y sus gestos y el conde Lecquio y su chulería intacta. Todo eso ya había ido tomando forma en la sobremesa de Telecinco desde el verano del 95, con el Qué me dices de Globomedia, con Belinda Washington y Chapis, donde se perseguía a la duquesa de Alba y donde se comprobaba que había señoras populares como Nati Abascal que era mejor contemplarlas sólo en el papel. Nada que ver con lo que hacía el pionero Corazón, corazón, de Cristina García Ramos, que comenzó en julio de 1993 sin sospecharse entonces lo que iba a dar de sí el quiosco.

Al Canal Sur del director general Eduardo Abellán, que andaba ofreciendo programas con Consuelo Berlanga y cosas así, le faltó tiempo para fichar el heterodoxo espacio de los jueves de la RTVV, siglos antes de este recorte que dará un bocado a la mayoría de su plantilla. Y fue descubierto por los andaluces el 6 de abril, llegando a cuotas superiores al 30% a lo largo de sus más de tres horas. Tómbola era un maratón de declaraciones y acusaciones, de exclusivas de tienda de veinte duros. Un formato barato, extraído de los debates bronquistas a lo Moros y cristianos con ingredientes de noticiero de peluquería. Cinco 'famosos'. Y cinco 'periodistas'. Una firma andaluza, la desaparecida Producciones 52, la de Juan Miguel Fernández Cuadrado Lepo, era la encargada de hacer realidad esta idea surgida en los despachos políticos de la cadena valenciana, con la dirección de un ex redactor deportivo, Ángel Moreno. El último programa de Producciones 52 fue el taurino Hace falta valor.

Canal Sur, cierto es, prescindió de esta cochambre de Tómbola, que abrió la puerta al término "telebasura" en septiembre de 1997, a raíz de una sarta de tonterías pronunciadas sobre la difunta Diana Spencer. Bueno, fue más bien la comprensible presión de PA y PP, aunque la autonómica andaluza se sacrificó perdiendo un punto y medio de audiencia mensual. La sonrisa de Ximo Rovira sobraba en Canal Sur, pero durante más de un lustro largo las tertulias del corazón poblaron sus parrillas de tarde hasta el pantojazo con Agustín Bravo y los ancianos vigoréxicos.

Tómbola fue el escaparate de la peor televisión hecha en España, a mayor gloria del Canal 9. Una televisión sin corazón. La información rosa se fue afianzando sin reservas y se aposentó casi en monopolio en las mañanas de María Teresa Campos. El Qué me dices de Telecinco acabó sucumbiendo ante Ana Rosa Quintana y Rosa Villacastín con Extra Rosa, en Antena 3, de rápida combustión en cuanto tumbó a su oponente. AR acabó en Sabor a ti y de allí pasó a ocupar la silla vacía que dejó la Campos en 2005. Antes, en 2003, Aquí hay tomate había agudizado la fórmula de persecuciones e insultos en el corazoneo mientras que el declive de Tómbola venía acompañado del pressing catch entre Salsa rosa, en los sábados de Telecinco, y el ¿Dónde estás corazón? (de la productora de AR, Cuarzo) de los viernes de Antena 3, surgidos al unísono en el verano de 2002, aprovechando los ecos de la ausencia valenciana en Telemadrid meses antes. Estos espacios vendrían a ocupar el sitio y los ingresos de la cuenta corriente de los famosos de Tómbola, que murió con más olvido que desprecio el 25 de noviembre de 2004, cuando terminó deambulando por cadenas locales. El mal, para los hábitos de los espectadores , ya estaba hecho.

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