TV-Comunicación

La telerrealidad da un nuevo paso con la 'Generación ni ni'

  • El programa de La Sexta hace convivir a jóvenes conflictivos con psicólogos para conseguir su reeducación terapéutica

Una encuesta elaborada por Metroscopia puso sobre la pista a uno de los grandes magos de la telerrealidad, Roberto Ontiveros, sobre la apatía que sufren actualmente muchos jóvenes españoles. Y es que, según ésta, el 15% de los chicos y chicas con edades comprendidas entre 16 y 24 años, ni estudia ni trabaja ni tiene ningún proyecto que le ilusione.

Con estos ingredientes como base, Ontiveros y la productora vasca Bainet pusieron la coctelera en marcha para conseguir un nuevo formato televisivo. Añadieron a ocho jóvenes conflictivos y recién salidos de la burbuja familiar; una casa amplia con todas las comodidades y una treintena de cámaras. Un nuevo 'gran hermano' que pretende mostrar el día a día de una parte de la población cada vez más palpable en calles y discotecas. Sobre la popular base de GH se añadieron y restaron algunos elementos. Y es que, a diferencia del reality de Telecinco, el principal objetivo que persigue el programa que ofrece cada lunes La Sexta es conseguir la reeeducación terapéutica de los concursantes, o, lo que es lo mismo: 'meter en verea' a los chavales; demostrar que, por mucho que lo parezca, no todo está perdido. Para eso, cuentan con la colaboración de dos psicólogos especialistas en adolescentes, que comparten espacio con los concursantes durante las 24 horas del día.

Uno de estos especialistas, Silvia Sanz, explicó a este periódico que en Generación ni ni, no hay ni expulsiones ni nominados ni premio final: "Los jóvenes saldrán de la casa cuando entiendan que su vida no puede seguir así y cuando tengan un proyecto por el que luchar". A diferencia de otros realitys, los concursantes no pasarán el día tendidos al sol. Tendrán que trabajar fuera y mantener la casa en orden para conseguir la comida. "Queremos que comprendan el esfuerzo que hacen cada día los que están a su alrededor, por eso, si por lo que sea, deciden no trabajar, será sencillo, no tendrán dinero para poder comer", explica la psicóloga. "Nuestro objetivo es que aprendan valores y que hagan algo en la vida".

En los primeros programas los chicos no se lo han puesto nada fácil. Nada más entrar dejaron claras sus adicciones: se quedaron sin tabaco y no dudaron en boicotear al programa cerrando los micros e incluso, en su desesperación, se fumaron la cáscara de un plátano. "Tienen características comunes, como la falta de valores, la insolidaridad entre ellos, la falta de límites y de decisión y la ausencia total de motivación. Aún así, antes de empezar el programa creíamos que encontraríamos una respuesta mucho peor, pero cuando convives con ellos terminas, en cierto modo, entendiendo sus problemas. No se esfuerzan por nada porque, en parte, se lo han dado todo hecho. Han estado superprotegidos y han encontrado todo sin pedir nada a cambio. Aún así, muchos de ellos tienen un potencial oculto que estoy segura que terminará aflorando en las próximas semanas. Otros, en cambio, lo van a tener más complicado", explica Sanz.

El trabajo que tienen por delante estos especialistas no será fácil. Y es que, la apatía, la indolencia o el desánimo son algunos de los rasgos que comparten los concursantes. Las primeras sesiones de terapia, no obstante, han sido fructíferas para la mayoría, que no ha tardado en derrumbarse y en admitir su error. Reconocen que no han actuado de forma correcta con los que le rodean y prometen un cambio. Pese a este arrepentimiento, el problema seguirá latente, ya que en casi todos los casos el nivel de formación de los jóvenes es mínimo puesto que abandonaron pronto los estudios. Por eso el trabajo que les proporciona el programa está acorde con sus circunstancias. En cierto modo, son trabajos ni ni (ni cómodos ni sencillos) con el fin de hacer despertar en los chicos la necesidad de seguir formándose para labrarse un futuro mejor.

"Son ocho jóvenes, pero con que sólo uno de ellos saliera del programa y tuviera ganas de estudiar, tuviera ganas de trabajar, tuviera ganas de ganarse su propio futuro, con eso nos daríamos por satisfechos", dice el productor ejecutivo de este programa, Roberto Ontiveros.

Por su parte, el otro psicólogo que participa en Generación ni ni, Alberto H. Buale, se muestra confiado y asegura que el programa "puede servir para hacer ver a la sociedad que existe un problema, pero también para que vean que ese problema tiene solución, que no todo está perdido".

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