Barberán corta dos orejas en el festival benéfico de Miguelete
Cantero cuaja una faena meritoria en su segundo, García, Laserna y Rosales, una oreja en la plaza de Las Palomas. Los toros de Salvador Domecq, de buen juego
Un año más, y van catorce, se celebró ayer en la plaza de toros de Las Palomas el festival benéfico que cada año organiza Miguelete en nombre de Radio Algeciras de la Cadena Ser. Un festejo en el que el público se entretuvo con la variedad del cartel y donde hubo faenas singulares. Al final lo importante fue la recaudación total que se consigue gracias a la solidaridad de los aficionados de Algeciras, una recaudación que se acercará a los once mil euros.
Abrió plaza José Cantero, el diestro de Los Barrios mató dos toros de Salvador Domecq, ambos con cuajo y sobre todo de presencia de una plaza de primera, despuntados reglamentariamente para este tipo de espectáculos. Cantero realizó una faena voluntariosa en su primero y en su segundo, el mejor toro del encierro, una animal noble y de gran calidad, cuajó muletazos buenos y que llegaron al tendido.
Le siguió el murciano Emilio Laserna al que le tocó otro buen toro de Salvador Domecq. Laserna construyó una faena con más corazón que cabeza, puso ganas y voluntad. Paseó una oreja.
El rondeño Salvador García, que sustituía a Juan Pedro Galán, tuvo una buena actuación ante otro toro que se dejó de Salvador Domecq. García lo toreó por ambos pitones y consiguió muletazos sueltos.
El novillero algecireño Salvador Barberán cuajó una actuación completa, tanto con el capote como con la muleta, En su primer novillo cortó una oreja después de un trasteo donde destacó las series por el pitón derecho. También paseó otra oreja en el segundo de su lote, un novillo de Macandro, al que entendió y le sacó series de buen nivel.
Cerró el festejo el madrileño Antonio Rosales que mató dos novillos de Salvador Domecq. Rosales no se acopló en su primero, pero si enmendó su actuación en su segundo donde cortó una oreja.
Y lo anecdótico del festejo fue la aparición de El Gali, un niño de cinco años que toreó de salón con el capote y la muleta, muy metido en su papel y que además puso banderillas. Todo un descubrimiento que habrá que seguir de cerca. Afición tiene y se mete en su papel com o cualquier torero.
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