Historias taurinas
Antonio Bienvenida: a 50 años de una retirada
Con gran ambiente en la plaza de Béziers, Sebastián Castella se encerró ante seis astados de diferentes ganaderías. El balance fue: saludos, oreja, saludos, palmas, silencio y dos orejas. El diestro estuvo por encima del primero, un toro de Jandilla sin apenas transmisión. Labor decorosa con el segundo, de Núñez del Cuvillo, que se echó en los primeros muletazos de tanteo. Con el tercero, de Roberto Margen, que tuvo calidad, cuajó una gran faena, que pinchó. Con el cuarto, de Zalduendo, pastueño, digna actuación, pero pinchó. El mansurrón quinto, de Alcurrucén, no le permitió el más mínimo lucimiento. Con el sexto, de Domingo Hernández, faena voluntariosa en conjunto rubricada con la tizona. El palco le concedió dos orejas cuando el público tan solo solicitaba una. Abandonó la plaza por el patio de cuadrillas.
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