Chacón y un sobrero de Millares le pusieron broche de oro al festival

GANADERÍA: Ganado por orden de lidia de Arucci, Prieto de la Cal, Manuel Ángel Millares, Los Azores, Cuadri, Peñajara y Torremilla. TOREROS: Jesús Fariña, oreja; Sánchez Vara, oreja. Octavio Chacón, dos orejas; Salvador Cortés, dos orejas y rabo; Antonio José Blanco, dos orejas y rabo; Jairo Miguel, orejas; Castrillón, oreja; INCIDENCIAS: En el sobrero al que se dio la vuelta al ruedo, Octavio Chacón compartió lidia en banderillas con Cortés y Sánchez Vara.

EL bueno estaba dentro. Es el toro que cerró festejo con dos quites. Uno torero a cargo de Fariña en un empeño capotero de no irse sin torear y lo consiguió. El otro, es quite ganadero. El de quitarse el mal sabor de boca de un toro que no sirvió y brindar el espectáculo de un toro bravo de verdad al que no le cabe otro condicionante sino el de haber cerrado con grandeza una tarde ganadera que tuvo cosas importantes a destacar.

Estaba dentro del cajón posiblemente pesando a oscuras a donde le condujo la cerrazón de la ultima trampilla del camión. Posiblemente su vuelta a Pelegrín hubiese sido normal porque sobrero era pero el destino, el afán del ganadero y la caballerosidad de los compañeros de cartel depararon que Octavio Chacón dispusiera de un notable toro al que difícil será olvidar.

Casta, bravura y nobleza para dejarse la vida en la ultima tarde de un temporada que ha declinado ya su ultima tarde de toros.

El otoño en Pelegrín se ha llenado de alegría por ver salir toros como el que ayer echó a ultima hora el ganadero Manuel Ángel Millares.

Después el festival debe contarse desde una faena de Fariña que se quedó deslabazada porque el toro de Arucci, con presencia sobre el albero, se empeñó en no dar facilidades por el izquierdo. El de Huelva aprovechó la nobleza del pitón diestro para mostrarse a la audiencia.

Sánchez vara y la casta de un Prieto de La Cal, alegre pero sin dar facilidades, demostraron el por qué un toro potente y un torero con recursos son capaces de hacer que el tendido no coma pipas mientras se torea.

Cortés, torerísimo con el de Los Azores. Noble toro con pujanza y alegre embestida que le permitió al sevillano ponerse artista y poderoso en una faena que deja regusto interesante y muy torero.

Octavio 'chocó' con el rajado ejemplar de Manuel Ángel Millares que hizo tercero. Poca posibilidad de intentar nada a pesar de la preciosa estampa que lució el colorao. Alardes, intentos, desesperación, y al final la nada porque nada había.

Excitante la conversación torera de Antonio José Blanco con el torazo de Cuadri. Importancia en el conjunto porque hubo toro y se prestó el torero. Un toro con muchas teclas que tocar, y sobretodo con la jondura de los pupilos de Comeuñas. Nobleza y bravura hasta que la faena pasó del limite lógico. Ahí llegaron los avisos de un toro que marcó el limite de la faena y el de Sanlúcar dejó un espadazo.

Jairo Miguel fue destellos de un oficio y una torería que deja grato sabor de boca en el aficionado. Se entendió bien con el Peñajara que le cupo en suerte hasta que el animal se vino a menos y la faena quedó sin mucho brillo.

Por su parte, Luis Miguel Castrillón dejó la misma sensación que en Zalamea. La sensación de que es un valor a cuidar porque las sensaciones que dejó frente a un noble eral de Torremilla, son las un torero que llama la atención frente al toro.