Paco Ojeda, figura histórica, primer Premio Nacional de Tauromaquia

El matador de toros sanluqueño, uno de los últimos revolucionarios de la lidia, al conocer la noticia, ha celebrado que quede el recuerdo de su toreo y no solo las cicatrices

El matador de toros sanluqueño Paco Ojeda, de luces en la temporada 2002, en su reaparición en Olivenza.
El matador de toros sanluqueño Paco Ojeda, de luces en la temporada 2002, en su reaparición en Olivenza.
Agencias Madrid

23 de febrero 2013 - 01:00

El matador de toros sanluqueño Paco Ojeda ha sido galardonado con el primer Premio Nacional de Tauromaquia, otorgado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y dotado de 30.000 euros, por su "excepcional trayectoria profesional y estética".

El jurado se ha reunido en la mañana de ayer viernes en Madrid, bajo la presidencia del subsecretario de Educación, Cultura y Deporte, Fernando Benzo. Así, ha valorado "especialmente su gran personalidad estética y la enorme influencia que su concepción del toreo ha tenido en toda la Tauromaquia posterior".

Paco Ojeda nació en Sanlúcar de Barrameda el 6 de octubre de 1955 y tomó la alternativa en la plaza de toros de El Puerto de Santa María el 19 de julio de 1979, de manos de Santiago Martín "El Viti" y José Luis Galloso como testigo, con el toro "Rompeluna" de Carlos Núñez.

Entre sus actuaciones más destacadas se incluyen sus dos apariciones en Las Ventas en el año 1982, mientras que en la tarde del 12 de octubre de 1982 salió a hombros por la Puerta Grande de la Real Maestranza de Sevilla, tras cortar cuatro orejas a un encierro de Manuel González que estoqueó en solitario.

Un año después, el 3 de abril, salió a hombros de la Monumental de Barcelona, al cortar tres orejas a su lote. Ese mismo año, el 23 de mayo, cortó cinco orejas en Nimes (Francia). En 1983 fue el dominador del escalafón de matadores.

Este premio sirve para reconocer los méritos de un profesional de este sector durante 2012 o de una persona o institución que haya destacado por su labor en la "difusión de valores culturales" de la tauromaquia.

Los miembros del Jurado han sido designados a propuesta del Subsecretario de Educación, Cultura y Deporte, Fernando Benzo. En total, han sido doce vocales y su condición como miembros del jurado tenía carácter personal, por lo que no podían delegar.

Entre los miembros del jurado se encuentran, entre otros, el presidente del Senado, Pío García-Escudero, como representante de "reconocido prestigio" de las asociaciones de abonados taurinos; y el ex Defensor del Pueblo Enrique Múgica, como vocal de la Comisión de Trabajo para el Fomento y Protección de la Tauromaquia.

Quien comenzara su carrera novilleril con el apodo de "El Latero" y ayer flamante Premio Nacional de Tauromaquia, afirmó que con esta distinción "se nota que queda el recuerdo (de su toreo) y no sólo las cicatrices".

El matador, que vive con su familia la mayor parte del año en su finca de Extremadura, se mostró "muy sorprendido" al conocer la concesión del galardón, tanto que pidió tiempo para prepararse "mentalmente" y poder asimilarlo.

"Siempre es bueno y bonito que se acuerden de uno y más desde que se lleva mucho tiempo retirado", ha apuntado quien fue uno de los últimos revolucionarios del toreo.

Ojeda, a quien el año pasado se le extirpó un tumor en la médula, ha reconocido también que recibir el Premio Nacional de Tauromaquia supone "una gran alegría por el momento en el que llega" ya que, aunque está "absolutamente recuperado", opina que "ya era hora de que cambiara la racha y se fuese lo malo" que ha pasado.

Ojeda impuso la colocación en unos terrenos mucho más comprometidos delante del toro y causó auténtico impacto. Sus nuevas formas influyeron también en los criterios de selección y crianza del toro bravo de algunos ganaderos

En 1988 se retiró por primera vez y regresó en 1991; volvería a marcharse para reaparecer tres años después, en 1996, pero esta vez como rejoneador. Desde mediados de la década pasada no ha vuelto a los ruedos. Como matador de toros, en sus inicios, contó con la figura del histórico taurino jerezano Juanito Belmonte, para permanecer durante casi toda su carrera de matador con un único apoderado, José Luis Marca, recientemente fallecido, y que a la vez fue su suegro.

En el mundo del toro ha sido acogido con gran satisfacción esta distinción.

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