feria de san isidro | segunda de abono en la plaza de las ventas

La Quinta falla; la terna, de vacío

  • Juan Bautista, única ovación con el mejor toro de una corrida seria, pero de mal juego en su conjunto

  • Morenito de Aranda, muy bien en el capote, y El Cid, que no deja huella, son silenciados en sus respectivos lotes

Morenito de Aranda, en una media verónica a su primer toro.

Morenito de Aranda, en una media verónica a su primer toro. / reportaje gráfico; javier lizón / efe

Segundo festejo del ciclo isidril y espectáculo desangelado en su conjunto. Lo más brillante, unas verónicas de Jesús Martínez Morenito de Aranda en el tercer toro.

Juan Bautista, académico y frío, como es habitual en él, consiguió consiguió la única ovación de la tarde ante el mejor toro de La Quinta, que envió un encierro de seria presentación y mal juego en su conjunto. El que abrió plaza, un cinqueño fuera de tipo y el de mayor peso de la corrida -596 kilos-, corniabierto y muy hondo, tras dejarse pegar sin más en varas, llegó muy aplomado a la muleta. El francés, sin material, quedó inédito tran matar de estocada caída y ser silenciado.

A Juan Bautista le faltó chispa ante el cuarto, con dos serios puñales, que embistió con nobleza y falta de brío. Mató de estocada hasta el puño y fue ovacionado.

Manuel Jesús El Cid no dejó huella. Con el berrendo en cárdeno segundo, bajo, concretó un trasteo con oficio, con un par de tandas entonadas con la diestra a un astado descastado y que fue desarrollando sentido y al que despachó de una estocada ída y dos descabellos y ser silenciado.

El Cid anduvo inseguro e incómodo ante el quinto, cinqueño, bien presentado, pegajoso y sin entrega, al que mató de estocada para ser silenciado.

Jesús Martínez Morenito de Aranda, quien mejor manejó la capa, con destellos toreros y muy mal con los aceros, cuajó un excelente ramillete de verónicas al tercero -lo mejor de la tarde-, que embistió bien de salida. El animal, tras cabecear en el primer tercio y echar la cara arriba en banderillas, se mostró parado y no transmitió en sus embestidas ante un Morenito que probó en todas las distancias, sin posibilidad al éxito porque el animal se quedaba muy corto. Falló con los aceros y fue silenciado.

El sexto, un cinqueño bien presentado, de cuerna abierta, se orientó tras una tanda. Morenito le plantó cara y, sin opciones al lucimiento, cumplió en un traste meritorio. De nuevo, falló con los aceros en un final gris de este segundo espectáculo de la Feria de San Isidro que no pasará precisamente a la historia.

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