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Dos corridas para el recuerdo

El 27 de junio de 1970 se reunieron en la plaza de toros de Las Palomas Miguelín, Paco Camino y Miguel Márquez Lo que hicieron con los 'pabloromero' pertenece a la leyenda

De izquierda a derecha, Ángel Rodríguez Brioso, Pepe Luis Vázquez y Crescencio Torés, el 4 de julio de 1994 en el Círculo Mercantil de La Línea.
Crescencio Torés Algeciras

17 de noviembre 2013 - 01:00

El 4 de julio de 1991 tuve la fortuna de conocer y tratar largamente y personalmente al gran y maestro de San Bernardo, Pepe Luis Vázquez, que nos dejó el 19 de mayo de este 2013. Fue con motivo de los Encuentros con la Tauromaquia del Círculo Mercantil de La Línea de la Concepción presidido por mi querido amigo, Ángel Rodríguez Brioso, el presidente más brillante que se recuerda para la centenaria entidad. Ciclo que se organizaba y yo dirigía en aquellos años. Hubo un acto principal en la noche del 4 de julio de ese año que, gracias a la ayuda que nos prestó nada menos que el hermano menor de Juan Belmonte, el doctor Rafael Belmonte García, pudimos organizar un gran homenaje al maestro sevillano para celebrar con él sus 50 años de alternativa.

Era difícil sacar de Sevilla a Pepe Luis Vázquez, solo había consentido asistir a uno celebrado en Valladolid. Su timidez y al tiempo su sencillez hacían una empresa imposible que viniese a compartir con nosotros la efeméride taurina pero; repito que con la ayuda de su íntimo amigo, don Rafael Belmonte, fue posible. Fue una noche inolvidable. El maestro llegó acompañado de su hijo, Pepe Luis, y de su amigo y médico sevillano Manuel Ríos Mozo que, junto con su hermano el escritor, Rafael Ríos Mozo, que no pudo asistir, eran además los biógrafos del maestro. Brillante e inolvidable noche. Cena de lujo, el primer plato el cartuchito de pescao. Antes, durante la tertulia en el salón de actos del Círculo, abarrotado de aficionados, fuimos desgranando episodios y faenas del mítico torero y al preguntarle, cuál había sido el toro que le había realizado su mejor faena, Pepe Luis al principio dudó; pero Manuel Ríos Mozo, a su lado, dijo "fue en Valladolid el 17 de septiembre de 1951, a un toro del Marqués de Villagodio. Desmenuzó la faena de manera prodigiosa".

Terminado el relato, dirigiéndose al maestro le dijo: "¿Pepe Luis, no lo recuerdas?". "Sí, ahora sí", -le contestó-, añadiendo "yo me fui para el toro y no recuerdo nada más". En el libro de Rafael Ríos Mozo El Intelectual y el Toreo está recogida la faena prodigiosa de Valladolid en la que Pepe Luis volvió a la realidad cuando sus compañeros de terna, Luis Miguel, Manolo González y Litri se abrazaron a él emocionados por lo que habían visto y sentido. Y, claro, ustedes, mis sufridos lectores, ya se estarán preguntando ¿Esta historia que tiene que ver con Algeciras? Pues porque Rafael Ríos Mozo en ese mismo libro cuenta algo parecido. Fue otra faena de ensueño que vivió en Las Palomas el 27 de junio de 1970. Fue con otro torero, Paco Camino. Mi curiosidad me llevó a dar con el libro, leerlo y, ciertamente, tuvo que ser algo grande. Dice el texto: "Allí ocurrió algo parecido a lo que debió pasar con Pepe Luis en Valladolid; allí en Algeciras, yo presente, a pocos pasos de aquel grupo del hombre azul y oro y del toro cárdeno claro de Pablo Romero, no recuerdo nada de lo que aquel realizó. Solamente viene a mi memoria la atinada observación que un amigo que estaba a mi lado hizo, de que todos, absolutamente todos estábamos de pie. Dos virtudes, cabeza y arte, se dieron en el diestro de Camas un día de junio en la bonita plaza de Algeciras".

Como inquilino perpetuo de Las Palomas me picó la curiosidad. Rafael Ríos Mozo, solo nos describe lo de Paco Camino y se olvida, sin mala fe, de lo que además pasó aquella tarde de Feria de Algeciras. Hoy, desde esta página gracias a Europa Sur que me brinda la oportunidad, completo la historia. El cartel era de lujo, Miguelín, Paco Camino y Miguel Márquez. Los toros de Pablo Romero cuando la ganadería sevillana estaba en lo más alto y venía siempre a nuestra plaza. Miguelín cortó esa tarde nada menos que ¡cuatro orejas y dos rabos! Fueron dos faenas portentosas en una tarde acertadísima en la que triunfó rotundamente y que dejaría en empate de trofeos con su antagonista del día 23, Manuel Benítez El Cordobés. Lo de Camino ya ha sido descrito pero, añado que en su primero, eso no lo describe Ríos Mozo, sólo saludó, tras una faena purísima a su segundo cortando las dos orejas y rabo, hubiese podido igualar a nuestro paisano de no haber sido por la cojera de su primer toro que arrastraba la pata trasera. Pero es que, Miguel Márquez, también estaba. El León de Fuengirola no le anduvo a la zaga y se entretuvo en cortarle a su primero las dos orejas y el rabo y una oreja al que cerraba plaza. ¡Esta sí es la historia completa!, con datos, la de aquella tarde en Las Palomas y que recogía a medias en su libro, Miguel Ríos Mozo. No sólo con la gran faena de Camino que sin duda lo fue. Seguro que los aficionados de mi quinta que estuvieron esa fecha desempolvada por mí, la recordarán como una gran tarde de toros.

Aquellas eran unas ferias distintas, alegres, bulliciosas con el sol lleno y lo confieso, al menos para mí, la feria sin la presencia de Miguelín a partir del 10 de junio de 1979 empezaría a ser distinta, no aburridas, pero ya sin el sabor de sus fieles miguelinistas perdía el sello tan nuestro. La gracia de aquellos tendidos del sol desde donde se dejaba oír el grito de guerra siempre repetido y siempre esperado, enarbolado como una bandera de fidelidad de los suyos para el gran torero de Algeciras… ¡¡No lo mate Migué!!

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