Un día de emociones marcado por el apagón

CONTRACRÓNICA

La jornada había empezado inaugurando la glorieta de Rafael Torres, siguió con la triste despedida de Alfonso Ordóñez y concluyó con la celebración, in extremis, del mano a mano entre Marco Pérez y Javier Zulueta

Fueron cinco hermanos toreros...

Rafael Torres, el fino torero sevillano, tendrá una calle en Sevilla

El alcalde de Sevilla ha oficiado la inauguración de la glorieta de Rafael Torres.
El alcalde de Sevilla ha oficiado la inauguración de la glorieta de Rafael Torres. / Europa Press

Las campanas de la Giralda marcaron las diez de la noche cuando Javier Zulueta se perfilaba para estoquear al sexto. La esfera iluminada del reloj de la plaza señalaba el desfase de cinco horas que había durado el apagón hasta que el fluido eléctrico llegó al Arenal dando ínfulas para forzar la celebración del festejo a pesar de la falta de información y las evidentes dificultades de comunicación y transporte.

Era el colofón de un extraño día que había comenzado en las cercanías de la Puerta Osario, amparando la inauguración de la glorieta que ahora lleva el nombre de Rafael Torres, ese hombre de plata -tan querido por la familia del toro sevillana- que revolucionó el cotarro en sus años novilleriles y en sus primeras andanzas como matador. Pero la grey taurina tenía una cita mucho más triste, prácticamente sin solución de continuidad, en el tanatorio de la SE-30 para despedir a Alfonso Ordóñez, otro gran torero de plata, un hombre machadianamente bueno, que se lleva consigo el cariño de los que siempre nos consideramos de su familia.

A la salida del responso -Francisco y Cayetano Rivera Ordóñez oficiaron como cabezas visibles de la dinastía- se iba a desatar ese apocalipsis provisional que puso la ciudad patas arriba recordándonos que todo pende de hilos demasiado finos. Sin acceso a internet, con las líneas telefónicas sumidas en intermitencias, las viejas radios a pilas iban a convertirse en el único asidero a la actualidad. Habíamos descendido treinta años en el calendario...

¿Habría toros? No quedaba otra que marchar a la plaza, tantear a la presidencia, saber qué se cocía aquí y allí. La voluntad de la empresa era darla pero la autoridad gubernativa tenía sus dudas. Estaba declarada toda una alerta mientras el fluído eléctrico, como la suerte, empezaba a rebrotar por barrios. La cosa terminó yendo para alante con casi media hora de demora que metió la novillada en las negruras de una noche que se acusaba, a la salida de la plaza, con la sobrecogedora falta de alumbrado público.

En la novillada de Talavante hubo novillos para triunfar y entre los profesionales gustó mucho más la tercera versión de Marco Pérez -asentado con el remiso quinto- que los efectismos con los que cortó la oreja del primero. La clase de Zulueta, que también puntuó, se hizo presente. Hubo cosas buenas se mantuvo el interés... En la catedral se había suspendido la misa por el eterno descanso del Papa pero en la plaza de la Maestranza sí hubo toros...

stats