Empate para un duelo vicario
CRÓNICA DE LA NOVENA DE ABONO
Diego Ventura y Guillermo Hermoso de Mendoza cortan un trofeo por montura en un festejo de rejones que delata el delicado momento que vive la especialidad ecuestre
Festejo de rejones: toro a toro
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LA mundanza de costumbres cambió el paisaje humano del festejo de rejones que ya no es la antesala del encendido de esos farolillos que recuperan su fecha tradicional. Pero el ambiente de la plaza, por más que el lleno esponjado engañara la vista, delata que el rejoneo no atraviesa su mejor momento por más que Ventura y Hermoso llevaran el toreo ecuestre a su mejor expresión. El duelo aplazado del jinete cigarrero y el padre de su aponente de ayer tiene mucho que ver con esa decadencia que ahora se trata de restañar trasladando la competencia del padre al hijo. Pero ya nada puede ser igual...
Fuera como fuese, pudimos contemplar faenas de alto nivel ecuestre en un festejo que, eso sí, no estuvo al nivel de otras ocasiones. Ofició de telonero el veterano jinete portugués Rui Fernandes que pasó con más pena que gloria en el toro que abrió plaza, un animal sin alma alguna con el que firmó una labor sin relieve. Mucho más mérito iba a tener lo que hizo al cuarto, al que dejó llegar siempre en banderillas, clavando siempre muy reunido. La memoria rescata un palo de poder a poder, otro hilvanado a tres piruetas... y la sensación de que podría haber acompañado a los otros équites en el triunfo de acertar con el rejón de muerte a la primera.
Pero la sal y el son del festejo estaba en esa competencia vicaria dirimida entre Ventura y el heredero del maestro de Estella al que siempre habrá que alabarle la revolución del toreo ecuestre y, paradójicamente, demandarle su propia decadencia al evitar ese choque de trenes que podría haber otorgado una edad de oro a la especialidad. Pero hay que ir al turrón: Ventura no había terminado de redondear con el segundo de la tarde, un toro al que logró meter en la canasta cabalgando a dos pistas por los adentros. Con el animal loco por rajarse renunció a la cabezada para colocar un par a dos manos que calentó el cotarro, antes de clavar las cortas en carrusel levantando al público de sus asientos. Tras el rejonazo, prácticamente a toro parado, tuvo que descabellar pie a tierra. La petición iba a ser insuficiente.
El gran Ventura, siempre de más a mucho más, iba a surgir con el quinto, que se vino arriba tras el único rejonazo. Se ajustó siempre en los embroques y volvió a poner la plaza al rojo al poner a pelo -renunciando al seguro de las riendas- un gran par a dos manos. La precisión, la entrega y los alardes siempre oportunos -formó un lío entrando de espaldas al patio de caballos- precedió a la vistosidad de las cortas. El jinete de La Puebla del Río se había metido a la gente en el bolsillo y dejó un rejonazo que en la distancia se antojaba un punto defectuoso. Se desplantó el torero, cayó el toro y prendió la petición del doble trofeo que el palco dejó en uno.
Idéntico trofeo iba a pasear Guillermo Hermoso de Mendoza del sexto toro de la tarde, al que recibió a portagayola, llevándolo cosido a la grupa en los medios antes de clavar el rejón de castigo. La faena mantuvo un buen nivel en banderillas, trufando los palos con alardes de monta y doma. Combinó una rosa con un par de cortas a dos manos, con e toro cada vez más aplomado. No le importó para repetir la suerte y aunque el rejón quedó trasero y tuvo que descabellar pudo igualar el marcador con el rival de su ilustre progenitor. Con el tercero de la tard había recordado los mejores fueros de su padre, toreando a caballo más allá de los hierros. Si hubiera matado pronto y bien habría lucrado más premios por más que el festejo deje poco poso en la memoria.
FICHA DEL FESTEJO
GANADERÍA: Toros de Fermín Bohórquez, correctamente presentados y de juego desigual aunque brindaron más posibilidades los lidiados en cuarto, quinto y sexto lugares.
REJONEADORES: Rui Fernandes, saludos por su cuenta y ovación. Diego Ventura, ovación y oreja con fuerte petición de la segunda. Guillermo Hermoso de Mendoza, ovación y oreja.
INCIDENCIAS: La plaza registró menos de tres cuartos de entrada, con lleno en los tendidos de sol en tarde nublada y progresivamente invernal.
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