Morante: El volumen de la ausencia...
EL REPASO
Los últimos tiras y aflojas en la concesión de la plaza de toros de la Maestranza se solapan con el duelo que ha seguido a la sorpresiva retirada del genio de La Puebla
Morante, una vida para el toro
Morante: razones para una retirada
En los rincones de la Sevilla taurina se percibe una extraña calma chicha. Las huestes de este planeta singular permanecen expectantes ante el secreto mejor guardado de la ciudad: la renovación y/o confirmación de la empresa que rija los destinos de la plaza de la Maestranza en los próximos años según el nuevo marco contractual que ha tejido el cuerpo nobiliario.
Se cuenta, se dice, más bien se rumorea… que ha habido trasiego de letrados y asesores en las jornadas posteriores al 13 de octubre, esa fecha de cortesía que la Real Maestranza había marcado para poner en pie el cambio de etapa en una plaza que cuenta su historia por siglos. Todo cambiará para que todo siga igual...
Nada que no les hayamos contado ya hasta la saciedad pero el asunto tiene otras derivadas, enhebradas con el asunto que ha ocupado la atención de las últimas jornadas: la retirada de Morante de la Puebla. El suceso abre un inesperado intervalo de sede vacante en el confín de una temporada que ha sabido contestar a la política de cancelación -que tome nota el tal Urtasun- con una larga lista de llenazos que evidenciaban un clima de evidente restauración taurina.
¿Cómo puede afectar a este panorama el eclipse del genio? Podemos empezar a apuntar certezas: el empresario que, más pronto que tarde, comience a esbozar los casilleros del abono de la temporada 2026 en el coso del Baratillo tendrá que abstraerse del hondo vacío, del vértigo irremediable que producirá una feria, una temporada, al menos un año sin Morante de la Puebla…
Del verso a la prosa
Dejando atrás el coro lírico que ha acompañado el inesperado adiós del genio cigarrero hay que descender a la prosa de un escalafón que, con honrosas excepciones, ha navegado lejos del compromiso, la dimensión y el impacto taurino y social de José Antonio Morante Camacho. Ya hablamos en su momento de la ley de Guerrita: “después de mí nadie” sin saber quién puede estar detrás de “nadie”…
Si hablamos en clave exclusivamente hispalense, la papeleta más gorda es para Juan Ortega y Pablo Aguado que tendrían la oportunidad -también la exigente responsabilidad- de llenar ese vacío, de hacer olvidar el luto. El lustro de los prodigios morantianos comenzó el primero de octubre de 2021 con aquel faenón volvánico a un toro fiero de Juan Pedro Domecq, siguió con los cuatro movimientos de la sinfonía de 2022 -el año de las 100 corridas- y ascendió a la cumbre con el rabo de Ligerito, el ejemplar de Domingo de Hernández, en la Feria de 2023. En 2024 fue el vacío de la depresión y el trastorno disociativo pero en este 2025, contra todo pronóstico, llegó la explosión, el impacto, la expresión, la gran coronación del diestro de La Puebla. También la retirada…
Hay que subrayar la idea: las líneas maestras del guión de los últimos años en Sevilla las ha escrito Morante. El hueco es ancho. La papeleta de Ortega y Aguado es tan dura como hermosa… Pero en este periodo pos morantiano no se puede olvidar el papel que deben y pueden jugar otros toreros de la clase alta del escalafón -seguimos hablando en clave hispalense- como Daniel Luque y Borja Jiménez. El primero tiene el nivel técnico más privilegiado de todo el escalafón; el segundo, fiel a la ley espartaquista, se ha revelado como torero imprescindible en el hilo de las ferias. Tiempo habrá de hablar de cada uno; detenidamente…
Derivadas de una ILP
Ya hablaremos de todo ello a lo largo de este otoño e invierno que promete ser intenso, preludio de la necesaria, de la urgente transición en clave taurina que se va a precipitar con la retirada de Morante. La amortización de ciertos matadores -el trío de la bencina- es una urgencia que no se puede demorar más. Hay que correr el riesgo, poner a prueba a los que vienen, asumir que pueden llegar curvas… pero el toreo no puede seguir consumiéndose en una maraña de comisiones para dejar que el último apague la luz.
Lo dejamos ahí, pero merece la pena detenerse en la reciente toma de consideración de la ILP antitaurina que envenenaba los sueños de SUMAR y el resto de la tropa. La llave del asunto, el pasaporte de la tramitación parlamentaria, estaba en manos del PSOE que, con su abstención, envió el conato al guano.
La bancada socialista tenía en la mano aventar una nueva cortina de humo en medio de la sucesión de escándalos que salpican un día sí y otro también la actualidad informativa. Una más. Pero decidieron parar los tanques con un tema sensible que se habría acabado por volver en contra.
La pregunta es… ¿Habrían procedido igual si el auge taurino hubiera sido otro? ¿Habrían cambiado de botón sin las plazas llenas, sin esa juventud militante que se ha retratado en la taquilla como respuesta a la deriva del pensamiento único? Pero la pregunta del millón es… ¿Qué le debe el toreo, la tauromaquia, todo su auge al compromiso de Morante de la Puebla?
También te puede interesar