Toros

La terna muestra disposición en la novillada de Pamplona

  • El malagueño Jiménez Fortes reafirma su valor, el mexicano Sergio Florez ofrece su buen concepto y López Simón deja escapar el triunfo por culpa de la espada

No hubo orejas. Y a lo mejor, ni falta hicieron, pues abundan en la estadística espectáculos con profusión de trofeos pero vacíos de contenido. No fue el caso de la variada novillada de El Parralejo que abrió San Fermín, agradable de hechuras pero enseñando mucho las puntas, en la que los tres alternantes arrearon, cada uno con sus armas. Más hecho, Jiménez Fortes reafirmó lo apuntado el pasado San Isidro, que es torero de valor, buenas formas y futuro halagüeño. Al mexicano Flores se le atisbó un concepto agradable al que dará consistencia con más rodaje mientras López Simón puso ganas y habilidad pero, como sus compañeros, se atascó con los aceros. Por eso ninguno recorrió el anillo con premio tangible en sus manos.

Jiménez Fortes mostró oficio y claridad de ideas con el primero, que tuvo en la movilidad su principal virtud aunque pecó de embestir con la cara suelta y sin ritmo. Por el izquierdo, el mejor pitón del toro, surgieron los momentos más relevantes de una labor resuelta en la distancia corta donde fue atropellado sin consecuencias. Se pidió la oreja con fuerza pero el palco cometió el primer atropello del serial. El jabonero cuarto también se movió pero sin acabar de humillar y calamocheando en cada embroque. Fortes volvió a asentar las zapatillas siempre con la intención de correr la mano. A pesar de media estocada mereció más recompensa que una tímida ovación.

Más calidad y recorrido tuvo el segundo, en el que se picaron el quites su lidiador Sergio Flores y Alberto López Simón. El mexicano apuntó un concepto sólido, embarcando con porte las embestidas del animal y resolviendo con capacidad y buen concepto. El mal uso de la espada le cerró la posibilidad de pasear algún trofeo. El quinto tuvo calidad pero la raza justa, se vino pronto abajo, y Flores a pesar de su empeño no consiguió que su labor terminara de prender en el tendido.

El tercero tuvo nobleza pero el fondo justo y amagó con rajarse desde el principio de faena. López Simón inició faena con un pase cambiado en los medios y, como sus compañeros, arreó con ganas y disposición, añadiendo a su concepto inteligencia y recursos para llegar al tendido. En esta ocasión fue el descabello el que dejó al madrileño sin premio. Al sexto, que se movió descompuesto y sin clase, le principió de rodillas en los medios una faena vibrante que llegó al público porque palpó la emoción.

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