El valor del debutante David de Miranda

Vigésima del abono de la Maestranza

El onubense deja una grata impresión, pero no alcanza el triunfo por el fallo con la espada. El banderillero Rafael Guerrero sufre una cornada menos grave en el muslo izquierdo.

El tercer novillo estuvo a punto de herir gravemente a David de Miranda en unas bernadinas.
Luis Nieto

23 de junio 2014 - 01:00

Con valor, vergüenza torera y tras superar, sin inmutarse, dos cogidas espeluznantes, además de buenas maneras, acaparó la atención en Sevilla el debutante David de Miranda, un espigado novillero de Trigueros que apuntó muy buenas condiciones y que agradó al público, al que asustó en varias ocasiones. Todo ello sucedió en la vigésima de abono de la temporada sevillana, en la que se lidió una novillada de Conde de la Maza, bien presentada y armada, encastada, con dificultades y falta de clase. El onubense alternó con el portugués Dias Gomes, quien no estuvo fino ante un mal lote, y el pacense Tomás Angulo, voluntarioso, pero sin acierto.

David de Miranda puso el corazón en un puño al personal en el novillo de su presentación, un ejemplar corretón de salida, codicioso, con brío y sin clase, embistiendo mejor por el pitón izquierdo. El triguereño lanceó con buen aire a la verónica. En un quite, sin titubeo alguno, se fue a los medios, citó con el capote a la espalda, el novillo no obedeció y lo lanzó por los aires de manera espeluznante. Afortunadamente no le corneó. El torero, sin mirarse, de nuevo citando con la capa detrás, consiguió varios lances acompañados de una gran ovación por su vergüenza torera. De Miranda brindó la faena a su paisano, el ganadero Fernando Cuadri. De nuevo, quedó el público impactado con muletazos por la espalda desde muy largo, que alternó con derechazos. La faena, medida, mantuvo una nota interesante, con muletazos largos y unos naturales a pies juntos. Cuando el diestro tomaba la espada de verdad, su banderillero Rafael Guerrero fue cogido por el novillo, sufriendo una cornada en el muslo izquierdo. David de Miranda, en el epílogo de su faena, en unas bernadinas, se equivocó al dar la salida al novillo, que le cogió nuevamente sin consecuencias. El público estaba entregado, pero falló con la espada y el balance quedó en una fuerte ovación.

Con el manso sexto, De Miranda volvió a agradar por su entrega. Con el capote se la jugó en ceñidísimas gaoneras. En la faena de muleta, que comenzó con el toro en tablas, volvió a apostar en los medios, con el toro saliendo suelto y con la cara alta de las suertes. Cerró con unas manoletinas muy ceñidas y de nuevo le faltó contundencia en la suerte suprema. Dio una vuelta al ruedo tras petición de oreja.

Dias Gomes se las vio en primer lugar con un animal, flojo, y que acometía a arreones. Concretó un trasteo, por ambos pitones, con imposibilidad al lucimiento artístico, sufriendo una colada escalofriante por el pitón izquierdo. Con el cuarto, de mejor condición, aunque protestón, el novillero luso tampoco obtuvo frutos.

Tomás Angulo, tras ser devuelto su primero por problemas de visión, se enfrentó a un sobrero del hierro titular, muy exigente, con codicia. En su labor, porfiona, hubo demasiados enganchones, lo que acrecentó el genio del novillo. Estuvo a punto de ser cogido por el pitón izquierdo.

Angulo no logró mandar en el encastado quinto, en el que de nuevo el omnipresente David de Miranda fue ovacionado por un quite por tafalleras ajustadísimas. Aunque el comienzo de faena de Angulo, con muletazos largos, prometió, el trasteo no alcanzó brillantez.

Sin duda, el valor del onubense David de Miranda, que además posee buenas formas, fue lo mejor en un festejo a medio gas que contó con una novillada exigente de Conde de la Maza, para toreros muy placeados.

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