'El Alcor', dinero solidario y ecológico contra la crisis
Se crea en la comarca de los Alcores una moneda social para el intercambio de bienes y servicios
Son muchas las formas en que se intenta huir de la crisis. En El Viso del Alcor un grupo ciudadano lo pretende lograr con la creación de una nueva moneda social pensada para combatir la falta de recursos creando riqueza local a través de las habilidades y saberes de sus habitantes. Los precursores de esta iniciativa quieren extender la tendencia solidaria que ya existe en la comunidad, a pesar de que este sistema económico todavía no está contemplado en las leyes, por lo que opera en un vacío legal. Ayuntamientos, como el de esta localidad, ya han manifestado su voluntad de colaborar.
Uno de los impulsores de este proyecto es Andy Jiménez, que ya había participado en otras iniciativas parecidas como la moneda Social El Puma, del Pumarejo (Sevilla). "Se trata de una comunidad muy solidaria donde el intercambio entre vecinos está muy extendido; he visto regalar hasta puertas", indica Jiménez, que añade: "Lo que pretendemos creando esta moneda es que los intercambios se extiendan no sólo entre vecinos y conocidos sino entre cualquier persona de la localidad".
Esta moneda, que toma el nombre de su comarca, El Alcor, no tiene representación física. Funciona apuntando en una cartilla, con detalles, los intercambios que se realizan. "Se basa en la confianza en las personas de una comunidad, no en la confianza en el dinero".
En la jornada de presentación de la moneda se celebró un mercadillo con productos artesanales y del huerto para que pudiera estrenarse la cartilla. Al acto acudieron unas 50 personas, aunque la intención es que se difunda a más. "Si hubieran asistido 200 personas se hubiera descontrolado. En cierto modo, es un experimento y tiene que expandirse poco a poco". Andy Jiménez recalca que se necesita retroalimentación, que los vecinos aporten ideas que vayan surgiendo con su uso. En la actualidad, hay más de un centenar de monedas sociales en España, pero las particularidades locales son las que permiten que funcionen.
La inclusión de los negocios locales forma parte de una segunda fase del proyecto. El miembro de la comunidad explica: "Sin el apoyo de las empresas no tendría el nivel de impacto que se quiere conseguir". La idea es, sobre todo, facilitar el acceso a los bienes básicos. Por eso, los primeros contactos han sido con productores de alimentos a los que se pide que sean ecológicos y no utilicen productos químicos. "También queremos transmitir una serie de valores", destaca. En el mercadillo solidario, que previsiblemente se celebrará una vez al mes, también se quiere ofrecer ropa y otros productos para niños.
La intención es crear una economía complementaria, reconociendo las habilidades y el conocimiento popular, actividades que a lo mejor no están remuneradas, pero que tienen un valor. Por ejemplo, se pueden ofrecer clases de ganchillo a cambio de moneda social y a su vez comprar verduras con lo que se ha ganado. "Uno de nuestros propósitos es que al utilizar dinero social dentro de la comunidad se puedan guardar los euros para aquellas cosas que aún no participan de la iniciativa".
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