Gastronomía

Cuaresma y Ramadán, la exaltación de la miel

  •  La coincidencia de ambos periodos litúrgicos eleva el consumo del manjar en los hogares

Un tarro de miel, producto que multiplica su demanda en estas fechas.

Un tarro de miel, producto que multiplica su demanda en estas fechas. / José Ángel García

Cada Cuaresma, el consumo de miel se multiplica en Sevilla y Andalucía. Pero este año, la línea ascedente será aún más pronunciada: coincide en el calendario con el Ramadán (del 23 de marzo al 21 de abril este año), el ayuno diurno de los musulmanes que luego dispone en los hogares, ya de noche, alimentos muy calórico en el que la miel es ancestral protagonista. Respecto a la media de consumo mensual del resto del año, se prevé que durante marzo y abril las ventas se multipliquen por diez.

Antonio Ramírez, director comercial y de márketing de Andaluza de Mieles (Doray), el fabricante sevillano afincado en Espartinas, vaticina una temporada especialmente fecunda. “En las cuevas prehistóricas se han encontrado pinturas con alusiones a la miel, pero la cultura que más nos ha incluido en Andalucía ha sido la musulmana. Casi todos los dulces tradicionales son hereditarios de ellos y para nuestro sector ha sido vital. Siempre ha sido usada también como conservante de alimentos, por sus azúcares naturales, pero ojo, es en los tres primeros años cuando tiene sus propiedades plenas, luego las va perdiendo y se vuelve un edulcorante natural”.

Ramírez desvela el prestigio de las mieles andaluzas a nivel internacional: “Las nuestras son cosechadas por apicultores andaluces. Desde 2018 decidimos que era un valor añadido. Esa apuesta nos podía beneficiar porque las mieles andaluzas, por su valor organoléptico debido al clima, son diferenciales y muy apreciadas a nivel internacional. Tanto es así, que exportamos el 70% de nuestra producción. Si la miel tiende a cristalizarse, es que es de calidad. Toda etiqueta que ponga miel, ha pasado analítica, a nivel de apicultores e industrial, para que se cumplan los requisitos. Si tienen ingredientes añadidos, ya no es miel en sí. Y por cierto, en cada región gusta de un color. La de romero, más clara, gusta en el Levante. En Castilla las prefieren oscuras, allí abunda la encina. A nosotros los gusta mucho la de azahar”.

“Los dos años de pandemia, mucha gente joven han descubierto la repostería y pastelería, esperemos que siga creciendo”, apostilla.

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