Destapar la esperanza

Paula y María sólo tienen seis años pero toda una localidad corea su nombre. En Osuna no hay quien desconozca su historia y la lucha de sus padres. Ambas nacieron con una parálisis cerebral y, desde entonces, necesitan costosos tratamientos médicos. Los ursaonenses han demostrado su solidaridad y, con la sede de la Peña Cultural Bética San Arcadio como base de operaciones, desde agosto recolectan tapones de plástico de todo tipo. La cadena solidaria comenzó a funcionar rápidamente. Comercios y colegios se unieron a la causa y en cinco meses los vecinos de Osuna han recolectado 8.000 kilos.

"Hay empresas que se dedican a reciclar plástico y pagan por él. A nivel individual no merece la pena, pero si el fin es solidario y entregas documentación explicando el proyecto, ofrecen la máxima cantidad posible", explica José María Galván, presidente de la Peña Cultural Bética de Osuna. "Nosotros ya hemos realizado tres entregas a la planta de reciclaje Cordoplast de Córdoba con el único fin de recaudar fondos para Paula y María". Tal como explica Galván, las pequeñas reciben dos veces al año un programa intensivo de ejercicios pediátricos denominado Therasuit muy beneficioso para su salud, pero "cada sesión supone tres mil euros por niña". Además, "acuden a una clínica de fisioterapia especializada que cuesta 1.200 euros al mes".

Desde la peña aseguran que continuarán con esta labor e instalarán más contenedores para depositar tapones de plástico. "Lo que buscamos ahora es la solidaridad de un transportista que nos ayude a trasladar los sacos a Córdoba para que el coste sea menor", señala José María Galván.

En la misma línea, nació en octubre, en Dos Hermanas, Tapones del Sur con el fin de "ayudar a cualquier persona con problemas de salud o asociaciones sin ánimo de lucro", tal como afirma Raúl López, presidente del proyecto. "Tras el verano nos reunimos un grupo de ocho personas para poner en marcha este proyecto. Todos somos de Montequinto, aunque no nos conocíamos, contactamos a través de las redes sociales".

Tapones del Sur , con la colaboración del Ayuntamiento nazareno, ha instalado puntos de recogida en diferentes colegios, bibliotecas, comercios y centros públicos. "Actualmente colaboramos con una asociación de discapacitados de San José de la Rinconada, otra que trabaja con personas con distrofia muscular de Duchenne y con dos niños de seis y siete años que requieren de un tratamiento de rehabilitación neuronal y elementos mecánicos para su movilidad", indica Raúl López.

Aunque es más difícil llevar a cabo una iniciativa de este tipo de forma individual, Lola Barrera no pierde la esperanza. La terraza de su piso, en la avenida García Morato, se ha convertido en un almacén de plástico. "Los vecinos del barrio, los bares y comercios me ayudan a recopilar tapones, pero no consigo encontrar una fundación que me ayude a transportarlo a alguna planta de reciclaje". Lola sufre ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), además de Ataxia y Mielitis Transversa. "Mi sueño es poder comprar un coche adaptado donde entre mi silla eléctrica para poder moverme por la ciudad y poder hacer cosas sencillas como ir al médico o hacer la compra".

En España han surgido otras iniciativas de este tipo. Uno de los proyectos con más éxito está respaldado por la Fundación Seur, Una sonrisa para Aitana, una niña con una cardiopatía congénita que gracias a la ayuda de personas anónimas está recibiendo tratamiento en hospitales especializados fuera del país. Existen otros casos donde la recogida de tapones se realiza con el objetivo de financiar la investigación de una enfermedad poco conocida. Es el caso de la asociación Aitzina que apoya a los enfermos de ataxia. Aquí, un simple tapón es símbolo de esperanza.