Salir al cine

Maneras de decir adiós (al padre)

  • En el documental 'Descansa en paz, Dick Johnson' (Netflix), la cineasta se despide de su padre haciéndolo partícipe del juego de la representación. En Cicus, la exposición 'Querido A.' materializa la correspondencia entre el crítico Alfonso Crespo y la pintora Silvia Cosío.  

Una imagen del documental 'Descansa en paz, Dick Johnson'.

Una imagen del documental 'Descansa en paz, Dick Johnson'.

Si en su anterior y premiado Cameraperson (2016), Kirsten Johnson recopilaba y ensamblaba en un nuevo contexto personal y reflexivo imágenes, fragmentos o descartes de los numerosos documentales en los que había trabajado como cámara a lo largo de los años y a lo ancho del planeta, su nuevo filme, este Descansa en paz, Dick Johnson que acaba de llegar a Netflix, vuelve la mirada a su vida, más concretamente a la de su padre, el psiquiatra Richard Johnson (n.1932), esta vez a partir de material propio y en un interesante formato híbrido que entremezcla el seguimiento de su retiro y la mudanza de Seattle a Nueva York para vivir con ella, con retazos de ficción que funcionan como sublimación y catarsis de sus miedos.

La enfermedad, el tiempo y la muerte se instalan aquí en el horizonte emocional de un documental en primera persona que busca denodadamente ofrecer una suerte de regalo-homenaje a un padre cuya memoria se desvanece con los días, un buen hombre y un buen padre, o eso nos parece en todo momento, al que Kirsten quiere acompañar, con el que quiere jugar al cine para ser más precisos, en los últimos instantes antes de que se apaguen o desaparezcan los recuerdos.

Descansa en paz, Dick Johnson  funciona así como un apasionante ejercicio de celebración y despedida que no elude el dolor y la nostalgia, tampoco el recuerdo de la madre enferma y muerta, pero que sabe trascenderlos desde la propia forma documental, proponiendo al padre que sea él mismo el protagonista estelar y paródico de una ficción paralela que materializa las muchas posibles maneras de morir accidentalmente (con la inestimable ayuda de los especialistas de acción) y que lo lleva incluso a ese séptimo cielo de colores, canciones y cámaras lentas en el que el dolor ha quedado definitivamente silenciado entre purpurina, coreografías y sueños de felicidad que convocan a los mitos.

Como Boris Lehman en Mes funérailles o uno de los personajes de la reciente Family romance, LLC, de Werner Herzog, Johnson y su padre imaginan incluso su propio entierro y su funeral en una intensa secuencia que sobrevuela lo onírico para situarse en un espejo de emociones simuladas de las que, a pesar de la perfomance colectiva, no consiguen escapar ninguno de los asistentes, especialmente el mejor y compungido amigo de nuestro protagonista.

Hermoso, sincero y emocionante regalo de despedida en vida, Dick Johnson reformula todos esos documentales sobre la enfermedad y la muerte con la distancia justa que permite transitar por él con plena conciencia e identificación pero también con el impulso vitalista y creativo capaz de hacer de esos materiales sensibles un hermoso ejercicio de amor filial y agradecimiento.

Querido A.: un gabinete de curiosidades

Junto a la literatura, el ensayo filosófico y estético o la propia Historia del Arte, el cine, de Cocteau a Herzog, de Renoir a Rossellini, de Carné a Oliveira, de Gance a Ruiz, de Mekas a Kubelka, es uno de los muchos nutrientes y referencias de la fructífera correspondencia que el crítico y editor Alfonso Crespo y la pintora Silvia Cosío han mantenido secretamente desde 2013, un flujo epistolar convertido ahora en una exposición multimedia y un hermoso catálogo que reúnen, a la manera del Museo Imaginario de Malraux, fragmentos, secuencias, retazos e ideas de ida y vuelta que se comunican, dialogan, se contradicen y materializan a través del personal lenguaje pictórico de la artista cántabra afincada en la sierra de Huelva.

Una muestra cuya esencia va, en palabras de sus autores, “más allá de cualquier discurso narrativo, lineal o lógico, para responder a la acumulación simultánea de materiales, referencias librescas, citas, fotogramas, extractos de películas o montajes audiovisuales (Aberraciones), a partir de los que se pretende, final y paradójicamente, celebrar con impureza la pintura, principio y fin del proyecto”.

Coordinada por Carmen Aranguren, la exposición podrá visitarse hasta el próximo 10 de noviembre en una de las salas del Cicus, siempre con reserva previa (entradium.com) y en horario de 11h. a 14h. y de 17h. a 20h.  

Novísimo cine portugués hecho por mujeres

Prosigue en la Fundación Tres Culturas el pequeño ciclo dedicado al último cine portugués con la proyección, el martes 13 (20:30 horas), de una selección de cortometrajes dirigidos por mujeres.

Tudo o que imagino (2017, Leonor Noivo) habla del fin de la adolescencia y la escuela, del último verano antes del salto al mundo laboral para un grupo de amigos del barrio lisboeta de Alcoitão. Coup de grâce (2017, Salomé Lamas) sigue los pasos de Leonor tras regresar de un viaje cuando su padre ya no la esperaba. En el espacio de 24 horas ambos vivirán una realidad alucinada; Between the shadows (2018, Mónica Santos y Alice Guimarães) cuenta la historia de Natália, una mujer atrapada en un trabajo aburrido que se embarca en la búsqueda de un corazón robado. En un mundo en el que los corazones pueden depositarse en bancos, la protagonista se enfrenta a un dilema: entregar su corazón o quedárselo para siempre.

El estreno de la semana: 'El rey del barrio'

Como ya hiciera con Amy Schumer en Y de repente tú, Judd Apatow vuelve a ponerse al servicio, o mejor dicho al lado, de uno de esos comediantes emergentes que han nutrido sus películas desde los días de Virgen a los 40. Se trata ahora del joven Pete Davidson, al que convierte en trasunto de sí mismo en ‘The king of Staten Island’, carne tatuada de eterna adolescencia de barrio, irresponsable e inmadura, en el tránsito hacia la vida adulta y la toma de decisiones.

Trailer 'El rey del barrio'.