Izar velas a 65 metros sobre el río
Cada miércoles, Encarte Producciones recrea sobre la Torre Schindler la gesta de Magallanes y Elcano
Este particular viaje se realiza a bordo de la imaginación y a 65 metros sobre el río Guadalquivir. En el mirador de la Torre Schindler, del Pabellón de la Navegación, Encarte Producciones realiza cada miércoles de este verano -hasta el 14 de septiembre- una sesión teatralizada que sumerge al visitante en la expedición que consiguió, por primera vez, dar la vuelta al mundo. Desde este entorno privilegiado y con la Sevilla nocturna de fondo, la empresa cultural inauguró el pasado miércoles con lleno de público esta actividad que mañana, a las 22:00, volverá a celebrarse.
El viento sopla y los asistentes ya están sentados en esta improvisada sala al aire libre. Entra en escena, iluminada de soslayo por los focos de la ciudad y algunos candeleros, Ana Quesada, del equipo de Encarte Producciones, quien dirigirá al auditorio las explicaciones oportunas. Inicia su exposición haciendo alusión al río, elemento fundamental para la construcción de la ciudad y cuya navegabilidad posibilitó que Sevilla se convirtiera durante el siglo XVI en centro neurálgico del comercio mundial. El Betis fue además el escenario del que partió y al que regresó la expedición que se alzó con la gesta de circunnavegar el globo por primera vez.
El Tratado de Tordesillas, firmado en 1494, repartió los territorios por explorar entre la corona portuguesa y la española. Las rutas comerciales que conectaban por tierra Europa y Asia se vieron paralizadas por la influencia y el auge del Imperio Otomano, así que ambos gobiernos lideraron proyectos que buscaron rutas alternativas. "Curiosamente, la segunda gran hazaña de la navegación española también llega de rebote de la corona portuguesa", comenta Ana Quesada. Fernando de Magallanes, marino luso, después del rechazo que recibió de sus soberanos acudió a Carlos I, quien apoyó sus argumentos. Según continúa introduciendo Quesada, el navegante estaba convencido de la posibilidad de encontrar un paso por mar que sortease el continente americano y permitiese a los españoles llegar a Asia por el Atlántico sin pisar tierra y, además, poder buscar las islas de la Especiería, las actuales Islas Molucas del archipiélago indonesio.
Del Puerto de Mulas, en agosto de 1519, cerca de lo que hoy es la Plaza de Cuba, partió aquella tripulación formada por 240 hombres organizados en cinco navíos: Trinidad, Santiago, Concepción, Victoria y San Antonio. En este punto de la historia, hace su primera aparición Juan de Arratia -interpretado por el actor de la compañía The Accent Group Lucas Mompó-, que fue uno de los 18 supervivientes del temerario viaje. Se muestra ilusionado, como cualquier grumete de la época en los primeros momentos del trayecto, y no presta atención a detalles como el rumbo del barco o las condiciones extremas que pronto le sorprenderán.
Las dificultades no tardaron en aparecer. Hay que tener en cuenta, además de los materiales de los que estaban hechos los barcos de la época, que el viaje fue programado por Fernando de Magallanes de manera errónea: supuso que la esfera terráquea era menor . "¿Tanto trabajar para qué? Ahora sí que va siendo hora de desconfiar de nuestro capitán", se pregunta el grumete Arratia en su soliloquio. La incertidumbre comenzó a pesar en los marineros a la llegada a Río de Janeiro, tras tres meses de travesía, y empezar a costear Sudamérica rumbo al sur. El frío no era el único enemigo de la tripulación en estas latitudes, pues, la miseria de la que huyeron cuando se embarcaron en la aventura se trasladó al barco, donde los víveres escasearon. "La tensión a bordo fue tan grande que hubo un complot contra Magallanes", apunta Quesada. Finalmente, tras pasar el cabo de Once Mil Vírgenes, la expedición atraviesa el Canal de Todos los Santos, actualmente el Estrecho de Magallanes.
"¡En el infierno no hay fuego como nos han dicho, es esto! ¡Es este frío que no me deja dormir a pesar del cansancio!", grita exasperado el grumete, que traslada al auditorio sus peripecias a bordo de aquellos navíos mientras se mueve con dificultad. A pesar de haber alcanzado la gesta de encontrar un paso marítimo hacia Asia, el viaje continuó complicándose. Magallanes murió durante una incursión en terreno aborigen y Juan Sebastián Elcano, contramaestre, tomó el mando reorganizando la tripulación. Fue este marino quien decidió volver a España atravesando terreno portugués, a pesar del peligro que eso suponía. Antes de ser descubiertos y burlar a las autoridades lusas con una treta, encontraron las ansiadas Islas de la Especiería, con cuyas riquezas los supervivientes vivieron cómodamente a su regreso en 1522.
Con este espectáculo semanal, según explica Quesada, el Pabellón de la Navegación, recientemente restaurado, mantiene activa, también durante el verano, su actividad cultural enfocada a los cinco siglos de travesías atlánticas.
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