José de la Tomasa emociona a Rodrigo Zayas en su 80 cumpleaños
El músico recopila grabaciones flamencas de los años 30 en una obra inédita de Manolo de Huelva presentada con una actuación en directo en la Fundación Cruzcampo
El cantaor José de la Tomasa emocionó a su gran amigo Rodrigo Zayas al hacerle un especial regalo de cumpleaños. Con motivo de la presentación de una obra excepcional y un valioso documento para el mundo del flamenco, Manolo de Huelva acompaña…, compuesta por siete volúmenes, seis CD y un DVD y un libro, José puso la ambientación musical en directo y acompañado a la guitarra por Paco Cortés.
Manolo Álvarez presentó a Rodrigo, y Miguel Fernández condujo el acto y lo entrevistó.
Rodrigo, músico, escritor y hombre de cultura cosmopolita, cumplirá 80 años el próximo 23 de diciembre. Hijo de Marius de Zayas y Virginia de Harrison, grandes mecenas artísticos, su casa sevillana de Jesús del Gran Poder fue y sigue siendo un centro cultural de referencia en Sevilla.
Rodrigo de Zayas se propuso rescatar para la historia del flamenco la figura del guitarrista Manolo de Huelva y, tras años de investigación, ha recopilado una gran cantidad de grabaciones que presentó en la Fundación Cruzcampo con Julio Cuesta como anfitrión.
Manolo fue uno de los tocaores de referencia en los años 30, El niño de Huelva al que se refería Lorca, y acompañó a todos los grandes del cante desde Manolo Chacón, Manuel Torres, Tomás Pavón, la Niña de los Peines o Pepe Marchena. Su formación fue primero de guitarra clásica, debutando como concertista en Sevilla a los 18 años. Luego se adentró en el flamenco y fue alternando ambos. Presumió de estar renovando continuamente el toque en la guitarra incluso cantiñeaba en privado. Andrés Segovia dijo de él: "El pulgar de Manolo de Huelva debería ser conservado como una reliquia".
Entre el público, una buena representación del mundo flamenco: Cristina Hoyos, Juan Antonio Jiménez, Pepa Montes y tres Premios de guitarra Manolo de Huelva, Ricardo Miño (1977), José Luis Postigo (1983) y Quique Paredes (1986).
Rodrigo recordó cómo empezó la afición de su padre a grabar: "En vísperas de la guerra civil, mi padre estaba muy aburrido en Madrid esperando que yo naciera y su amigo Ramón Montoya le presentó a Manolo de Huelva, le propuso hacer las grabaciones y el propio Manolo hizo la selección de artistas y los acompañaba a todos. Mi padre hacía las grabaciones, en El Puerto de Santa María, en cafés cantantes, en cualquier lado, se convirtió en técnico improvisado. Yo también fui alumno suyo, venía a casa a darme clases de guitarra. La propia Concha Piquer introdujo también la copla en nuestra casa y recuerdo que ella fue uno de mis primeros amores -bromea al recordarlo-, me parecía una señora maravillosamente guapa".
Presidiendo la sala estaba la guitarra de Santos Hernández con la que se realizaron las grabaciones a partir de 1937. El técnico que ha recuperado las grabaciones para Pasarela ha sido Adolfo Castillo y puede adquirirse, entre otros sitios, en El Corte Inglés. Rodrigo y su esposa, Ana Perret, acompañaron a Manolo en su último concierto en 1974 en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander. Falleció en el 76.
Para ilustrar la presentación se proyectaron imágenes de la película La Argentinita, musa de la Generación del 27, la bailaora estuvo enamorada de dos toreros que fallecieron, Joselito, primero, e Ignacio Sánchez Mejías, después. El padre de Rodrigo fue director artístico de esta película francesa en la que puede verse a Manolo de Huelva tocando y de frente por bulerías. También fue la primera vez que se utilizó en el cine la técnica de slow-motion, es decir la cámara lenta.
José de la Tomasa cerró el acto cantando una granaína, después por soleares y terminó dedicando a su amigo una toná con motivo de su cumpleaños. Una amistad que tiene más de treinta años, ya que el cantaor estuvo en la boda de Rodrigo y Ana el 14 de abril del 84, también cantó en el bautizo de su hija Ana en la Catedral de Sevilla, en el 40 aniversario de bodas de los padres de Ana y en su casa de la calle Jesús del Gran Poder para los embajadores de Francia, entre otros momentos emotivos. La música llama a la música.
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