Miles de personas asistieron ayer en la aldea onubense de l Rocío a la procesión de la Virgen, conocida como el Rocío Chico, que este año ha cobrado una relevancia especial al cumplirse el bicentenario del voto de gracia a la Virgen, a la que los almonteños atribuyen la salvación de su pueblo de las tropas francesas. Con motivo de esta efeméride, esta devoción con más de siete siglos vivió un acontecimiento único que quedará grabado en los anales de la historia: la procesión extraordinaria por la aldea, la cuarta de este año.

La imagen fue sacada de su ermita por los almonteños a la 01:12. Al igual que ocurre en la procesión de Pentecostés, la salida estaba prevista cuando terminase el rosario que se celebró previamente por parte de la Hermandad Matriz. No obstante, el simpecado de la Matriz aún estaba en la calle Carretas cuando los almonteños salaron la reja.

La solemne función del Rocío Chico se celebró a las 21:00. La homilía corrió a cargo de José Vilaplana, obispo de Huelva.Doscientos niños de Almonte portando velas participaron en la liturgia, así como medio centenar de tamborileros. La Virgen salió por su aldea vestida con una peculiar impronta decinomónica.