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Cuando despierta el apetito, el aroma inconfundible de una olla de caracoles es un señuelo infalible para el sevillano, que adora estos moluscos, a menudo acompañados una cerveza helada y bien tirada. Y ya es temporada. El año pasado, el confinamiento obligó a improvisar la logística para llevar a los hogares las tarrinas rebosantes. Hoy, algunos mantienen el 'take away' y otros vuelven a su antigua rutina. En cualquier caso, todos estos establecimientos se distinguen por sus suculentas versiones. Hasta que el verano apriete.
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Ir a la noticia: Caracolea, I Ruta del Caracol y la Cabrilla en Gelves
Con imagen totalmente renovada, El Cateto sigue siendo el mismo bar que abrió hace ya más de 50 años en la calle Sinaí. En la actualidad, Rocío Trigo lleva las riendas del negocio que repartió caracoles a destajo por toda Sevilla en pleno confinamiento. "Llegamos a hacer más de 300 repartos en un día y a tener más de 500 llamadas perdidas". Esta primavera, a través de la plataforma Glovo, también se pueden disfrutar a domicilio (además de recoger en el establecimiento). "Mantener la tradición de tantos años, no haber cambiado la receta y el toque de cayena hacen que todo el mundo venga a comer caracoles", asegura Rocío Trigo.
Media: 5 euros. Plato: 7 euros. Tarrina: 5 y 9 euros. Calle Sinaí, 25.
Fundada en 1958, esta casa ha cambiado de ubicación en varias ocasiones a lo largo de su historia para quedarse desde hace unos 14 años en la calle Pureza. Este año han sido de los primeros en tenerlos en carta junto a sus guisos caseros, el pollo frito y el chipirón a la plancha. Unos 100 kilos de caracoles es la media que vende este establecimiento un día en plena temporada, que en pandemia, y gracias al reparto a domicilio, llegó a los 400 kilos en una sola jornada. "Repartimos hasta en el Aljarafe y la noche del pescaíto repartimos, de 20:00 a 22:00, cerca de 500 kilos. Este año aún me estoy planteando si volveremos a poner el servicio a domicilio". Por el momento, estos caracoles "picantitos" se pueden tomar en el bar o llevar a casa al igual que sus cabrillas en salsa de tomate.
Tapa de caracoles: 2,50 euros; plato: 5 euros. Tarrinas: 5 y 9 euros. Calle Pureza, 64.
Clásico del caracoleo en Ciudad Jardín, Casa Protasio no abrirá sus puertas para servir sus tan codiciados caracoles, por el momento y hasta que las medidas preventivas anti-covid lo permitan. Sí se podrán comprar para llevar. Su propietario, Pedro Verdugo, explica que, sin embargo y al igual que hiciera durante el confinamiento con Uber, está planteándose el reparto a domicilio. Desde hace dos años, los mismos propietarios regentan Casa Prieto. Aquí, entre pescaíto frito (también para llevar en cartuchos), migas o salmorejo, conviven sus caracoles, que gozan de la misma categoría que en Protasio y pueden tomarse en el local o llevar a casa.
Tapa: 2,50 euros. Plato: 6 euros. Tarrinas: 4,50 y de 8 euros. Protasio: Calle Cardenal Rodrigo de Castro, 29. Prieto: Avda. Cruz del Campo, 72.
Desde 1969 mantiene intacta la receta de los caracoles el Bar Coli. "Somos de los últimos en ponerlos porque lo esencial es que el caracol esté en su punto, que no esté amargo ni con tierra", explica Antonio Serrano, que destaca el sabor de sus cabrillas en salsa de tomate, "que también gustan mucho a la clientela y tienen un toque especial, almendras". Tanto para tomar en el local como para llevar, este punto de la ruta es un imprescindible.
Tapa: 2,50 euros. Plato: 5 euros. Tarrinas: 5 y 9 euros. Calle Padre Campelo, 4.
Entre los secretos que guarda la receta de estos caracoles se encuentra la hierbabuena y el "picantito" que, junto a la limpieza, forman el cóctel perfecto para alcanzar el éxito. El testigo de Diego González le han recogido sus hijos José Francisco, Mª del Mar y Silvia, pero la receta no ha cambiado, tampoco de las cabrillas en salsa de tomate. En temporada de caracoles se llegan a servir hasta 90 kilos, también para llevar.
Tapa: 2 euros. Tarrinas: 4,50 y 9 euros. Calle Luis Montoto, 23.
La salsa que emplean para elaborar las cabrillas, "con un espesor especial y sin harina", ha encumbrado a este bar al reino de la cabrilla. José Luis Castillo y Amparo Varela, con la misma maña, consiguen una receta perfecta en los caracoles (receta original del padre de Amparo, Enrique Varela), llegando a vender hasta 80 kilos diarios. Se sirven en tapas o en tarrinas para llevar. Castillo presume de renovar carta en tiempos difíciles, y a los exitosos solomillo al whisky y menudo con garbanzos, "hemos sumado el calabacín relleno de merluza y gambas y el pollo frito".
Tapa de caracoles: 2,70 euros. Tapa de cabrillas: 3 euros. Tarrinas de caracoles: 5 y 10 euros. Tarrinas de cabrillas: 6 y 12 euros. Calle Luis Montoto, 44.
Desde 1929 lleva abierto este bar del Pumarejo, cuyos veladores son bien cotizados en las templadas noches de mayo a julio. Raúl está al frente del mismo como miembro de la tercera generación, procedente de Umbrete. Unos 23 años llevan haciendo caracoles con la misma receta. Con su toque de ajo e hierbas aromáticas y el necesario picante. Ya los tienen. "No hacemos una cantidad fija al día. Los caracoles son sacrificados de limpiar como Dios manda, pero dejan un buen margen de beneficio".
Tapa: 2,20 euros. Plato: 6 euros. Tarrinas: 4,50 y 8,50 euros. Calle San Luis, 89.
La Cervecería Lolo, regentada por Manuel García, fue otro de los templos del caracol que durante el confinamiento los sirvió a domicilio y este año seguirá siendo así. "Quien los prueba vuelve siempre". La clave parece estar en su caldo "clarito" y picante. De principal, caracoles; de segundo, marisco. Un plan gastronómico al que no se puede renunciar.
Tapa: 2 euros. Media: 4,50 euros. Ración: 8,50 euros. Tarrina: 4,50 y 8,50 euros. C./ Esperanza de la Trinidad, s/n.
Hasta el último instante los amantes del caracoleo han tenido la duda de si este mítico bar iba a abrir sus puertas para la temporada de caracoles. Finalmente, Manuel Pérez ha levantado la persiana, pero sólo para recogida en local. "Las pequeñas dimensiones del local me impiden servirlos en el bar". Así, los aficionados a sorber moluscos están de enhorabuena y, junto a estos perfectamente ejecutados caracoles, podrán llevarse a casa cabrillas, ensaladilla, carne con tomate, albóndigas y chicharrones, además de algún guiso del día.
Tarrina: 5 y 9 euros. Calle Santas Patronas, 5.
En El Homenaje, "todo el que los prueba, repite". Lo afirma Juan José Ortega, quien regenta este bar en El Juncal y ve como en primavera se convierte en la tapa predilecta de sus clientes. Este año se sirven también para llevar junto a tapas caseras como guisos, ensaladilla, ensalada de bacalao con naranja... Además, para los amantes de la lectura, en este establecimiento homenaje a los escritores andaluces, hay libros dispuestos para ser leídos in situ.
Tapa: 2,20 euros. Plato: 5 euros. Tarrinas: 5 y 10 euros (precios aproximados). Plaza del Sella.
Alfonso Castrillón es el propietario de este establecimiento en Los Remedios que tiene fama bien merecida, además de tener en su haber dos premios que lo avalan, de guisar muy bien los caracoles. En época de confinamiento, repartían a domicilio en el barrio, "pero nos llamaban de todas partes". En cuanto se levantó esa etapa, "se formaban colas para recogerlos". Bastante "picantitos", El Homenaje ha sido de los primeros en aventurarse a ponerlos.
Tapa: 2,75 euros. Tarrina: 5 y 10 euros. Calle Monte Carmelo, 7, local C.
Entre 100 y 120 kilos de caracoles puede despachar en sus mejores días esta reputada cervecería, enclavada en un punto estratégico donde compiten destacados establecimientos de este efímero manjar y de la cerveza. Pepe Cruz lo regenta desde hace cinco años. Su receta "lleva su combinación de especias, su toque de ajo y de hierbabuena. Algunos establecimientos ya tienen a la venta sus caracoles, pero nosotros nos estrenaremos a principios de mayo. Y a primeros de julio, cortamos". El proveedor, de la localidad de El Cuervo, le asegura materia prima de primera calidad.
Tapa: 2,50 euros. Plato: 7,50 euros. Tarrinas: 4 y 8,50. Calle Previsión, 8.
En la Cuesta del Rosario hay otra parada obligada para los gourmets del caracol. Y por supuesto, de la cerveza al gusto sevillano, bien fría y con el carbónico justo. En la señera Bodega La Mina, a principios del próximo mes de mayo volverá el placer degustar su especialidad primaveral con especias, ajo y un ingrediente secreto que deja los dedos amarillos. No reparten a domicilio.
Tapa: 2,50 euros. Plato: 5 euros. Tarrina: 5 y 10 euros. Cuesta del Rosario, 7.
Al frente de este clásico de los caracoles está Juan José, hijo de Pablo, que la fundó en 1969. Parada obligatoria en la zona norte de la ciudad para quienes gustan de una cerveza bien tirada todo el año, los caracoles atraen aún más clientela en su corta temporada. El ajo, las especias y su comedido picante hacen que comer caracoles sea aquí una experiencia mística. Así, hasta finales de julio.
Tapa: 2,50 euros. Plato: 6 euros. Tarrinas: 5 y 9 euros. Doctor Fedriani, 30.
Desde 1958, que se abrió la bodega enclavada en el Pumarejo, borbotea la olla de caracoles en temporada. Hoy provienen de muchos sitios, de Lebrija, de Huelva, de Marruecos... "Pero deben ser de calidad, y el caracol es apto para consumirlo cuando ya está seco el pasto y el cardo en el que se suele criar y ha dejado de comer", advierten desde la barra. Por ello, prefieren esperar unos días más. Hacen los caracoles justos para un buen servicio. Por eso los venden para la calle sólo a mediodía. Por la noche, tapas y platos hasta donde lleguen.
Tapa: 2 euros. Plato: 6 euros. Tarrinas: 4,50 y 8 euros. Plaza del Pumarejo, 3C.
Tres generaciones han regentado ya este establecimiento frente a la gasolinera de la Ronda de Capuchinos. Una familia que proviene de Manzanilla debe saber un rato de caracoles. Los dispensarán ya en pocos días con la receta de siempre y en su apogeo pueden cocinar unos 25 kilos diarios. En el barrio de San Julián los disfrutan con fruición. No hay fecha fija para echar el cierre, cuando el molusco pierda su punto óptimo, que suele ser en las dos primeras semanas de julio. No reparten a domicilio.
Tapa: 2,50 euros. Plato: 5 euros. Tarrinas: 4,50 y 8 euros (precios por confirmar). Ronda de Capuchinos, 2.
La ley de la oferta y la demanda llevaron a este clásico del caracol hace una semana a poner en su carta esta tapa. En la casa de Antonia Márquez se sirven caracoles desde el 76. La receta es de Miguel Rodríguez. Sus trabajadores continúan con ella. Aquí se ponen picantes y el éxito reside en añadirle más ingredientes de los que normalmente se emplean. Hay días que llegamos a servir hasta 100 kilos. No llevan a domicilio.
Tapa: 2,75 euros. Plato: 8,25 euros. Tarrinas: 5,25 y 8,75 euros. Calle San Vicente, 76.
Desde el 74 tienen caracoles en temporada este punto referencial de Miraflores, que abrió en 1951. "Mi tía empezó a cocinarlos según su receta, que se mantiene como entonces. Tiene su toque de ajo y de picante, pero no base de refrito. Ya al final, se le introduce una mata de hinojo y se le da una vueltecita". ¿Desde cuándo? "Cuando pasen 15 días desde las últimas lluvias y el caracol deje de amargar. Hacemos una olla sobre las doce y otra sobre las siete de la tarde, y hasta donde llegue. Por eso no vendemos tarrinas". De nuevo se cumple en su caso la ley no escrita de que donde sirven buenos caracoles, riegan con buena cerveza, en su caso, excepcional.
Tapa: 2,50 euros. Plato: 7,50 euros. Avenida de Miraflores, 13.
Esta señera cervecería mantiene una de sus señas de identidad a pesar del cambio de dirección hace cuatro años y medio. Paco se ha cuidado de mantener la receta caracolera que tanto ha triunfado durante décadas (el establecimiento se fundó en 1969): "Nuestro caldo parece manzanilla, es de un característico color caramelo clarito. La limpieza es fundamental. Usamos ingredientes de primera calidad, la pimienta blanca es más cara que la negra, pero también es mejor para el caracol". La semana que viene probará si ya están óptimos para su venta. Un día de mayo o junio pueden vender unos 40 kilos. ¿Hasta cuándo habrá? "Si vemos que nos llegan ya un par de ollas con los caracoles rotos, cortamos".
Tapa: 2,50 euros. Plato: 7,5. Tarrinas 5 y 9 euros. Calle Previsión, 10.
En Pino Montano, una joven pareja abrió en 2012 el bar taberna Zoyma (combinación del nombre de sus hijos, Zoraida y Manuel). Especializados en desayunos en un principio, a día de hoy se presenta como una opción ideal para tapear y comer. Hace cinco años, incluyeron en la carta los caracoles y tal fue su éxito que, durante el confinamiento, cerraron cocina pero no dejaron de hacer caracoles, lo que les permitió salir adelante. Sus cabrillas y caracoles son un referente en la zona por su limpieza y mejor caldo.
Tapa: 2,20 euros. Tarrinas: 4,50 y 8,50 euros. C/ Estibadores, 29.
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