Salir a comer: Homenaje vivo a la tradición
EL TABANCO DE SEVILLA
A pesar de los kilómetros, son más las cosas que unen a Sevilla y Jerez que las que las separan. Por eso, un gaditano afincado en la capital hispalense y enamorado de la cultura jerezana ha encerrado en un nuevo establecimiento de la calle Rosario todo lo que hace de estas ciudades dos pueblos hermanos. El Tabanco de Sevilla rinde homenaje a los antiguos despachos de vino jerezanos y a los cafés cantantes de la capital. Vino de Jerez, guisos caseros, flamenco y sentimiento cofrade conviven en este nuevo espacio, ubicado en un inmueble lleno de historia y dispuesto a escribir la suya propia.
Agustín Bonilla Bernal tiene 27 años y para poner en marcha su primer negocio propio decidió quedarse "con lo mejor de las ciudades que quiero". Cuenta que llevaba tiempo "echando en falta en el centro de Sevilla un espacio en el que reunirse para charlar, tomar un buen vino o escuchar flamenco". Su búsqueda le llevó a la calle Rosario, donde, dice, "en la década de los 60 estaba La Vendimia Jerezana". Medio siglo después, e inspirado por los típicos tabancos jerezanos -una especie de tabernas en las que se vendía vino a granel y eran frecuentadas por cantaores y aficionados al flamenco- el empresario recupera para el barrio el espíritu de aquella época.
Bodega Hermanos Sánchez Romate firma los cinco vinos (manzanilla, fino, amontillado, oloroso y cream) que se venden a granel en El Tabanco de Sevilla y que riegan también las tapas que se sirven en su cocina, abierta todo el día. "La venta a granel del vino, para mí el mejor del mundo, es parte del encanto del local", cuenta el empresario. El vino se vende en unas botellas especiales a 6 y 8 euros y la copa sale entre 1,20 y 1,50. "En Sevilla la cerveza es una religión pero somos muchos los que disfrutamos también con un buen jerez", dice.
En la carta del local se mezclan clásicos de la gastronomía de ambas ciudades. Berzas jerezanas, conservas de Barbate, espinacas con garbanzos, ensaladilla o chacinas de Jabugo son algunos ejemplos de las tapas y platos que se venden a 3 y 6 euros. Además, la casa propone cada día un guiso diferente y para ocasiones especiales (el local organiza en el patio eventos privados) disponen de un servicio de catering propio.
Pese a su respeto por las tradiciones y la historia -ha mandado incluso buscar y reconstruir parte de los azulejos originales del patio interior del local-, Agustín ha querido poner en marcha "un tabanco del siglo XXI", que se aleje de los tópicos y pensado para que "lo disfruten los sevillanos", ya sean aficionados al flamenco, cofrades o, simplemente, amantes de la buena cocina y el buen vino.
En El Tabanco de Sevilla no sólo "no está prohibido el cante sino que es recomendable" y aunque el local no aspira a convertirse en una sala de espectáculos, sí que acoge actuaciones en directo (todos los viernes de noviembre estará allí el grupo Atadura) y está abierto a eventos culturales como presentaciones o exposiciones.
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