Salir a comer: Dos culturas en torno a una sola mesa

Cuando se mezclan los productos y técnicas de dos culturas gastronómicas como son la japonesa y la andaluza el resultado puede ser sorprendente. Tanto, como lo son las propuestas del nuevo restaurante que ha abierto sus puertas en la céntrica Plaza de la Pescadería. Los Palillos Sushi Jamón Bar abrió hace apenas unas semanas dispuesto a demostrar que no todo está inventando y que el sabor no entiende de fronteras.

En la cocina de Los Palillos cualquier idea puede tomar forma si pasa por las manos de los tres chefs que firman su carta, tan viva como lo está el propio mercado. De la tradición culinaria de este lado del mundo se encargan Ismael Cintas y Antonio Eraso mientras que Ayako Ritsuco pone al servicio del restaurante su experiencia en la cocina japonesa. Pero el trabajo conjunto de los tres cocineros es lo que hace de este local un lugar diferente en el que "los clientes simplemente pueden disfrutar de buena comida a base de productos de calidad". Lo explica así Juan Palomo, gerente del local, que añade que la filosofía de Los Palillos pasa por "quitar el miedo que muchos sevillanos tienen a la comida oriental sólo por desconocimiento". De hecho, continúa, "las cocinas japonesa y andaluza son muy parecidas en lo referente al tratamiento de los arroces y el pescado" y el resultado de mezclarlas resulta enriquecedor.

En la práctica, Los Palillos propone -en tapa y en plato- sugerencias como ensaladilla de langostinos con salsa wasabi, pastas japonesas como wantum rellena de pringá con miel de caña o rollito de pasta filo con ibérico. En el apartado de pescados el tartar de atún, salmón o melva son los protagonistas como también lo son las mini hamburguesas -de carne y pescado- y por supuesto el sushi (dorada, atún rojo, salmón, etcétera).

En lo referente a bebidas, dos de la tierra (Cruzcampo y Alhambra) y dos japonesas (Asahi y Kirin) comparten espacio con riberas y riojas aunque el objetivo del restaurante, explica Juan, "es ir sumando referencias de vinos andaluces". Por último, los postres dan cabida a los exóticos dorayakis pero también a la tarta de queso y el tocino de cielo aunque la carta va cambiando en función del mercado, las ideas de los chefs y las sugerencias de los propios clientes.

Una decoración costumbrista con simbología japonesa que firma el estudio Flop y un entorno acogedor completan la propuesta de este nuevo restaurante que aúna dos culturas en torno a una misma mesa.