Una amplitud de miras más allá del poema

"Un enamorado de la poesía". Así se define Manuel Senra, un hombre que no ha parado de escribir y dar rienda suelta a su imaginación desde que tenía 17 años, cuando el consolidado poeta Antonio Murciano le corregía sus primeros sonetos. "Empecé con la prosa pero me gustaba más la poesía; camino por el que sigo dedicando hoy mis pasos", confiesa el escritor. A partir de este cambio de género, Manuel Senra ha publicado diversos poemarios como Presencia del amor, Oasis prohibido y Antología personal, hasta llegar a El libro de la sed, el último de sus trabajos y "el más maduro", publicado recientemente. "La sed, como la poesía, puede tener muchas lecturas. Con este nexo me aventuré en un libro que hiciera pensar a través de los sentimientos que despiertan grandes temas como el amor, la muerte, la esperanza o el tiempo". Este trabajo ha sido muy bien recibido por la crítica sevillana, que le ha reconocido anteriormente con varios premios como el Villa de Montefrío, la Alhoja de Oro o el de los Juegos Florales, además de ser candidato al Premio de la Crítica de Poesía de Andalucía en 2010. El autor defiende el papel de la poesía como "género de primera fila" frente a otros que el público encumbra "al ser más fáciles y requerir menos esfuerzo, como la novela". "El poema es la esencia. Enseña cosas que no se veían antes, aportando una amplitud de miras", afirma Senra, quién asegura que el poeta "debe ser capaz de plasmar con detalle lo que piensa, porque del sentimiento a lo escrito se pierde mucho".