El buen gusto de un refugio cofrade

En persona · Antonio Marín Tovar

Apasionado de la Semana Santa, regenta con su hermano el bar El Refugio, que considera "una casa para los cofrades durante todo el año". Él y su familia viven estos días con intensidad, pero el bar se mantiene abierto para que esta semana grande deje buen sabor de boca.

El buen gusto de un refugio cofrade
El buen gusto de un refugio cofrade
Ana Fernández

02 de abril 2012 - 01:00

En la calle Huelva, número 5, los capillitas tienen una parada obligada en el bar El Refugio. Allí, no sólo se vive la Semana Santa durante estos días, lo cofrade está presente durante todo el año. "Todo está ambientado en estas fechas, con la música, los vídeos, los cuadros de distintas hermandades y las tertulias que se crean en torno a la Semana Santa". Y las tapas también acompañan. "Las croquetas son un clásico y mucha gente viene a buscarlas. Además, tenemos los platos típicos de este tiempo: las espinacas, las pavías de bacalao, el bacalao con tomate...". Tras una vida dedicada a la hostelería, -"empecé con mi padre en el Pasaje de las Delicias, en el bar Nipal"-, desde hace cinco años regenta junto a su hermano El Refugio. Ni dentro ni fuera del trabajo deja de sentir la pasión cofrade. Uno de los 12 escoltas de la Agrupación Musical Virgen de los Reyes, a la que acompaña Viernes de Dolores, Sábado de Pasión, Domingo de Ramos y Domingo de Resurrección, es hermano de la Bofetá y los Gitanos, con las que realiza su estación de penitencia. "La Semana Santa es mi locura. Yo no soy de los que se va a la playa estos días. Entre el trabajo y ver las procesiones no paro ni un segundo. Tengo que reconocer que en mi familia somos unos fatigas de la Semana Santa". Porque es su pasión, trabaja "con gusto". Por ello, Antonio Marín invita a quienes pululan estos días por el centro a tomarse un respiro "en la que es una casa para los cofrades".

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