La Catedral de Sevilla es uno de los iconos arquitectónicos e históricos de la ciudad, llena de elementos detallados y alguna que otra curiosidad, como una figura con un extra.

El santo de tres manos de la Catedral de Sevilla

En la Catedral se puede ver un cocodrilo de madera colgando en una de sus puertas,  pero también, escondidas entre las imágenes de una de sus fachadas se encuentra un santo que en vez de dos manos cuenta con tres.

La figura en cuestión se encuentra en uno de los accesos monumentales de la Catedral, la conocida como Puerta del Perdón, en la calle Alemanes, a través de la que se puede llegar al patio de la misma.

Una de las esculturas de esta parte de la fachada de la Catedral tiene un pequeño detalle que te dejará de piedra

El santo de tres manos es San Pablo y se trata de una escultura del siglo XVI que es  atribuida a Miguel Perrin (o Miguel Florentín, según otras fuentes), al igual que una relieve que muestra el paje bíblico en el que Jesús echó a los mercaderes del templo, San Pedro, el arcángel Gabriel y la Virgen Anunciada, que flanquean la puerta.

El San Pablo que puede verse en la Puerta del Perdón tiene dos manos, una sosteniendo la espada con la que se le representa, mientras que la otra se encuentra entre sus ropajes. ¿Dónde está la famosa tercera mano? Bajo la base en la que se encuentra la figura, como si la sujetara se encuentra la famosa mano. 

La tercera mano en la base de la escultura de San Pablo. Puerta del Perdón.

Esta imagen tan curiosa tiene su propia superstición según la que se cree que ayuda a los solteros. Según esta creencia aquella persona que sea capaz de encontrar la tercera mano de San Pablo terminará casándose en la Catedral sevillana, animando a aquellos que pasan por ahí a estar ojo avizor.

Se trata por tanto de otra de las leyendas que hay en otros lugares de España en las que se debe encontrar un detalle en una fachada monumental para poder atraer la buenaventura, como ocurre también con la rana de la calavera de la Universidad de Salamanca, que trae suerte en los estudios (y en el amor) para aquellos que la encuentren en su fachada.