Vivir en Sevilla

La leyenda de la creación de la Virgen de los Reyes y San Fernando

Las imágenes del Besamanos del la Virgen de los Reyes

Las imágenes del Besamanos del la Virgen de los Reyes / A.P

El 15 de agosto, con el Día de la Asunción de la Virgen, la patrona de Sevilla y de su archidiócesis vive su día grande. Esa jornada se celebra su procesión, en la que la talla del siglo XIII sale del templo, aunque sus celebraciones se extienden a lo largo del mes.

La creación de esta talla es también una de las protagonistas de una leyenda de la ciudad, junto con un monarca: Fernando III el Santo.

Un rey, una visión y una imagen

El rey Fernando III de Castilla, el otro patrón de la ciudad, es recordado por su papel en lo que se conoce como 'Reconquista', tomando Sevilla en el año 1248 que hasta entonces se había encontrado bajo dominio musulmán.

La leyenda de la Virgen de los Reyes cuenta que antes de la toma de Sevilla, en los últimos compases del asedio cristiano a la ciudad, el rey tuvo una visión. En ella vio a la Virgen, sentada con su hijo en el regazo, quien le afirmó que lograría conquistar la ciudad.

Tras esta aparición, el rey quiso que se realizara una imagen que fuera lo más fiel a los rasgos de la Virgen a la que vio. Para ello convocó a los mejores escultores, que intentaron cumplir el deseo del rey y plasmar lo que Fernando III había visto, sin mucho éxito. La leyenda cuenta que llegaron varios peregrinos al campamento del monarca, que resultaron ser maestros escultores y se ofrecieron a intentar realizar la talla, pero con la condición de poder trabajar aislados, algo que hicieron en una torre cercana.

Al parecer, mientras los escultores se encontraban en la torre, una de las sirvientas que se encontraba en la zona escuchó cantos y al mirar a través de la cerradura vio como los hombres se encontraban cantando plegarias en el interior, algo que le comunicó al rey que se personó en la torre.

Una vez allí, entró en la torre en la que se encontró la talla de la Virgen, cuyos rasgos eran similares a como él los había visto. Así se dio cuenta también que los escultores peregrinos que habían obrado el milagro eran en realidad tres ángeles. La rapidez con la que fue creada hizo que se considerara como milagrosa y fue colocada en la capilla del Alcázar con el nombre con el que aún se la conoce, el de Nuestra Señora de los Reyes.

En su testamento, el rey Fernando III dejó plasmado su deseo de ser enterrado a los pies de la imagen en el interior de la Catedral.

Se dice que las imágenes rechazadas forman parte de lo que se conoce como el 'círculo de imágenes fernandinas', que se caracterizan por tener características bastante similares, como la Virgen de las Aguas y las imágenes de la Virgen de los Reyes de los Sastres que se encuentra en la iglesia de San Ildefonso, mientras que hay otra imagen que está en el convento de San Clemente.

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