Ruta turística alternativa por Sevilla: Los monumentos más escondidos de la ciudad para alejarse de las multitudes
En Sevilla existen numerosos edificios y lugares que pasan desapercibidos de las principales rutas turísticas de la ciudad
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Sevilla es una de las ciudades españolas que más turistas recibe a lo largo del año, especialmente durante los meses de primavera, coincidiendo con el buen tiempo y con dos de sus fiestas más emblemáticas: la Semana Santa y la Feria de Abril. En esta estación y, aunque en menor medida, también en el resto de épocas del año, el centro histórico de la hispalense se caracteriza por su gentío, tanto de lugareños como de turistas, cuyas visitas están dirigidas a poder conocer los principales monumentos históricos de la ciudad, los bares más populares y los lugares más remarcados en redes sociales y medios de comunicación.
Sin embargo, existen zonas y edificios alternativos a las principales rutas de este tipo que son de una gran belleza y de un valor incalculable. Aquí te hablamos de cinco lugares desconocidos en ocasiones hasta por los propios sevillanos que son una joya en el centrro histórico de la ciudad:
Palacio de la Condesa de Lebrija
El palacio de la Condesa de Lebrija es una casa señorial sevillana que data del siglo XVI y que cuenta con una superficie de 2000 metros cuadrados aproximadamente. Está ubicado en la calle Cuna, muy cerca de las Setas de la Encarnación y su construcción se dividió en vivienda de invierno, situada en la planta alta, y de verano, en la baja.
Fue una mansión vinculada en el siglo XV y reedificada en el siglo XVI, pero no empezó a cobrar vida hasta principios del siglo XX, concretamente en 1901, cuando doña Regla Manjón Mergelina, que ostentaba el título de condesa de Lebrija compra la casa y manda a restaurarla para vivir en ella durante 13 años. Sus gustos por la arqueología y la historia la convertirían en un pequeño museo que pasa desapercibido en el centro de la ciudad, pero que es toda una joya digna de visitar.
Calle Verde
En plena judería sevillana, en el antiguo barrio de San Bartolomé, existe una de las vías más mágicas del corazón de la hispalense, una callejuela estrecha en la que parece hacerse de noche debido a la frondosidad de las plantas que cuelgan desde arriba. Es la conocida calle Verde y recibe este nombre, precisamente, porque es el color que tiene cuando uno mira para arriba si pasa por ella.
La calle Verde enlaza una de las plazas que da a la avenida de Menéndez y Pelayo con la calle Céspedes y es un claro ejemplo de construcción de la Sevilla judía y musulmana, en la que se prestaba especial atención a crear espacios frescos para soportar el calor de la ciudad. Pasear por esta zona, menos atestada de turismo, es todo un privilegio para lugareños y visitantes.
Iglesia de Santa María la Blanca
Muy cerca de la calle Verde se encuentra la iglesia de Santa María la Blanca, el único templo de Sevilla que conserva restos de las tres religiones: antigua mezquita, sinagoga y templo cristiano en 1391.
En el siglo XVII esta sufre una gran transformación llevada a cabo por Juan González. Se derriba toda la iglesia, excepto la Capilla Mayor, se sustituyen los pilares primitivos de piedra por cinco pares de columnas, sin basa ni capitel, de mármol jaspeado rojo de Antequera, talladas por el cantero Gabriel de Mena, se abovedan las tres naves y el coro, con sillería en madera de caoba, se sitúa a los pies del templo, sobre un arco rebajado. La sobriedad exterior contrasta con la riqueza artística del interior, que la distingue del resto de iglesias de la ciudad y que la hace una de las más espectaculares de la hispalense.
Callejón de la Inquisición
En el barrio de Triana, algo más alejado del centro histórico, se encuentra uno de los lugares más llamativos y con más historia de la zona: el Callejón de la Inquisición, un estrecho pasaje de aproximadamente 35 metros de longitud que conecta la calle Castilla con el paseo de Nuestra Señora de la O, junto al río Guadalquivir. Su nombre se debe a su proximidad al antiguo castillo de San Jorge, que en tiempos medievales albergó la sede del Santo Oficio de la Inquisición, donde se juzgaba y castigaba a los herejes. De ahí que recibiera este nombre. El callejón da a la zona del río Guadalquivir por su margen derecha, lo que ofrece unas vistas únicas del puente de Isabel II, más conocido como Puente de Triana. Esta zona es especialmente bonita durante el atardecer, cuando el sol cae, el cielo se vuelve rosáceo y las primeras luces de la ciudad comienzan a encenderse.
Plaza de la Escuela de Cristo
Si hay una plaza oculta en Sevilla esa la de la Escuela de Cristo, ya que, aunque se busque, a veces no se llega a dar con ella. Para encontrarla hay que tomar la calle Ximénez de Enciso y continuar por ella en dirección a la calle Mesón del Moro. Antes de llegar al final hay una pequeña callejuela con una puerta al fondo que parece no tener salida. En realidad sí la tiene. A la izquierda de dicha puerta se abre paso la plaza de la Escuela de Cristo.
Este espacio tiene una cruz sobre columna, una fuente de dos caños, azulejos conmemorativos y una pequeña imagen de San Cayetano. Se trata de un lugar despojado de turistas y de los ruidos de la ciudad en pleno centro de Sevilla.
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