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Camino de Santiago | Vía Arán-Pirineos, etapa 2: Saint Pé d'Ardet-Saint Béat (Lez)

El recorrido va bajando suavemente hasta Lez

El recorrido va bajando suavemente hasta Lez / Emilio J. de los Santos

La Vía Arán-Pirineos va internándose poco a poco en la cordillera. En la segunda jornada, el camino adopta un perfil de dientes de sierra con tres ascensos y descensos más pronunciados. Con 17,4 kilómetros de distancia, cuenta con un acumulado de subida de 940 metros y uno de bajada de 1.010 metros en total. 

Tomando como referencia el ayuntamiento de Saint Pé d'Ardet, seguimos la carretera D9 rumbo al lago glaciar que visitamos en la etapa anterior, pero no llegamos hasta allí: salimos antes por una calle a la derecha, junto a un aparcamiento. Entonces, avanzamos de frente hasta un cruce en forma de T, donde volvemos a doblar a la derecha, por un sendero que penetra en un denso bosque.

Bosques junto a Saint Pé d'Ardet Bosques junto a Saint Pé d'Ardet

Bosques junto a Saint Pé d'Ardet / Emilio J. de los Santos

Caminamos un trecho bajo la oscura arboleda hasta que, poco a poco, las praderas comenzarán a ganar terreno. Ya en el claro, veremos a lo lejos el pueblo de Antichan de Frontignes. Entre el punto de partida y este municipio hay poco más de dos kilómetros. Se accede por la Rue de Traversière y, tras pasar el ayuntamiento, se atraviesa la carretera D618. En la plaza del fondo, viramos a la derecha y después enfilamos a la izquierda la Rue du Chateau. Pasamos así la iglesia de Notre Dame de l'Assomption y abandonamos el núcleo de casas hasta tomar la carretera de antes. Ahora sí la seguimos. En el lateral de una curva cerrada que describe, tendremos la posibilidad de disfrutar del mirador que hay con una mesa de orientación. Este mapa de piedra data de 1924 y ofrece información detallada de las cumbres circundantes. Desde este punto, las panorámicas del valle del Garona son impresionantes. Continuamos la caminata por carretera unos metros más. La señalización nos saca del asfalto a la derecha, por el sendero que sube junto a la última casa del pueblo.

Afueras de Antichan de Frontignes Afueras de Antichan de Frontignes

Afueras de Antichan de Frontignes / Emilio J. de los Santos

El camino se estrecha y comienza a ascender por rampas más pronunciadas, unos 200 metros de altura en un kilómetros y medio. Iremos siguiendo la boscosa ladera de la Col d'Esputs, sin llegar a coronarla. La densa arboleda nos ocultará las vistas, pero en los tramos finales de la subida podremos aprovechar pequeños miradores naturales para admirar el bello paisaje desde una posición elevada.

Vistas del valle del Garona. Vistas del valle del Garona.

Vistas del valle del Garona. / Emilio J. de los Santos

A los 5 kilómetros de marcha comenzamos a bajar. No es un descenso complicado ni largo. Perderemos unos 100 metros de altura por un paisaje en el que abundan los prados y donde podremos ver ganado pastando. No obstante, lo más espectacular de esta zona es el Pic du Gar (1.785 m) , la enorme montaña que veremos al este. También tendremos la ocasión de ver la capilla d'Esputs. 

Una casa en la ladera de la montaña. Una casa en la ladera de la montaña.

Una casa en la ladera de la montaña. / Emilio J. de los Santos

Pasadas un par de granjas, volvemos a internarnos en otro denso bosque de pino. Volvemos a subir y esta vez sí es bastante duro: la Col de Matet, con una altura de 1.002 metros de alto, nos aguarda. Los repechos en algunos tramos son fuertes con un ascenso de 200 metros de altura en menos de un kilómetro.  El camino está perfectamente delimitado y en las curvas y horquillas siempre se nos deja claro por dónde ir. Una pena que en la cumbre no tengamos unas vistas muy espectaculares, ya que los árboles nos envolverán. De todas formas, el lugar tiene bastante... magia. Junto a la caseta de chapa hay una cancela, la abrimos para comenzar a bajar.

Este monolito marca la cima de la Col de Matet Este monolito marca la cima de la Col de Matet

Este monolito marca la cima de la Col de Matet / Emilio J. de los Santos

Precaución en este descenso porque es muy pronunciado. Vamos perder 300 metros de altura en sólo un kilómetro y medio. El tramo inicial es una zona de paso de ganado y suele haber muchos excrementos que pueden provocar resbalones. Los zigzagueos finales nos suavizarán algo el desnivel.

Garraux tiene unas bellas vistas del valle del Garona. Garraux tiene unas bellas vistas del valle del Garona.

Garraux tiene unas bellas vistas del valle del Garona. / Emilio J. de los Santos

Abajo está la localidad de Garraux. Muy pequeña, no tiene servicios, pero sí unas vistas espectaculares. Al pasar las primeras casas, llegamos a la carretera D44F. Pasamos ante el ayuntamiento y seguimos sobre el asfalto unos 700 metros hasta la aldea de Bezins, donde está iglesia románica de  Saint Jean Baptiste. Vamos a rodear la montaña grande que tenemos justo delante. Pasada la iglesia y unas casas adosadas con unos bonitos jardines, veremos que la carretera pierde el asfalto y que las marcas ofrecen dos opciones: a la izquierda se llega al Pic du Gar y a la derecha nos mantenemos en el GR-86. Vamos por la derecha.

El Pic du Gar. El Pic du Gar.

El Pic du Gar. / Emilio J. de los Santos

Al entrar en el sendero de tierra, el recorrido vuelve a acentuar la subida. En esta ocasión, el camino es más estrecho y escarpado, ya que irá serpenteando por un bosque mientras remonta el arroyo d'Argelès. El avance será algo más lento debido a que en algunos puntos tendremos ir por agua y barro. En el punto más elevado, la trocha da un giro muy brusco a la derecha. La subida termina tras poco más de un kilómetro y medio.

Los últimos cinco kilómetros van en un descenso bastante suave. Es agradable: se sale de la arboleda de la Combe de Bach y vamos siguiendo la linde del bosque junto a unas praderas encajadas entre las altas montañas. Si miramos atrás, tendremos una imagen realmente hermosa del Pic du Gar.

Llegada a Boutx Llegada a Boutx

Llegada a Boutx / Emilio J. de los Santos

Nos aproximamos a Boutx. La capilla de Notre Dame du Lac nos dará la bienvenida a las afueras de este pueblo. Seguimos las calles siempre hacia abajo: primero por Saint Martin, después por Cabanous hasta la plaza con la iglesia mayor. Junto al ayuntamiento arranca la calle Yaine y, ya en las afueras, enfilamos Bignet. Pasado el cementerio, continuamos por un camino que avanza por la ladera perdiendo altura poco a poco mientras observamos la carretera D44 por abajo. Conectamos con ella tras un brusco giro a la izquierda. Nos colocamos en el arcén, aún en bajada, y a poca distancia entramos en Lez por la Rue de la Coustète.

El río Garona y Saint Béat El río Garona y Saint Béat

El río Garona y Saint Béat / Emilio J. de los Santos

La población donde concluimos es una pedanía de Saint Béat, que está a menos de un kilómetro pasando el río Garona. En Lez disponemos de varios hospedajes, pero la mayoría de los servicios están en el pueblo principal. Merece la pena visitarlo para disfrutar de las bellas estampas del entorno donde está situado. Además,  tiene un patrimonio muy interesante, como su castillo del siglo XII dominando la población, la iglesia de Saint Privat o la capilla de Saint Roch, construida en la misma pared de la montaña.

Perfil de la etapa 2 de la Vía Arán-Pirineos Perfil de la etapa 2 de la Vía Arán-Pirineos

Perfil de la etapa 2 de la Vía Arán-Pirineos

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