Rutas de senderismo

Etapa 11 del Camino Primitivo: Ferreira - Melide | Donde se unen los caminos

Un hórreo, cerca de Hospital das Seixas.

Un hórreo, cerca de Hospital das Seixas. / Emilio J. De los Santos

El recorrido propio del Camino Primitivo llega a su fin. Lo hace concretamente en Melide, a un par de jornadas de Santiago de Compostela. Las dos últimas etapas de peregrinación se realizarán ya por el Camino Francés, con diferencia la vía jacobea más popular.

Aún nos quedan 21,7 kilómetros de cierta calma. Afortunadamente, el recorrido tiene algo más variedad que la etapa anterior. Sigue habiendo demasiado asfalto, pero la ruta es más amena gracias a un paisaje más cambiante a los largo de su kilometraje. Regresan los desniveles, con una bajada prolongada a media etapa.

Arrancamos en el Puente Romano de Ferreira, que cruza el río homónimo. Justo al pasarlo, doblamos a la derecha un subimos por un sendero empedrado que desemboca a la carretera LU-P-2901. Vamos por su lateral unos dos kilómetros hasta el desvío por tierra a Laboreira. Pronto empieza el suelo de hormigón. La aldea son casas dispersas sin más interés. Tras un serpenteo, llegamos al cruce de Bouzachás. Doblamos a la izquierda siguiendo de nuevo la carretera Lugo-Palas de Rei.

La bonita Fuente de San Jorge. La bonita Fuente de San Jorge.

La bonita Fuente de San Jorge. / Emilio J. De los Santos

A unos 200 metros, la LU-P-2901 da un quiebro a la izquierda para rodear las casas de O Requián. Nosotros cortamos yendo de frente. Pasado área de descanso con la preciosa Fuente de San Jorge, volvemos a colocarnos sobre la carretera. Atravesamos así la parroquia de San Xurxo de Aguas Blancas.

En 500 metros, las flechas nos sacan por un estrecho carril que bordea la aldea de Montecelo. Posteriormente, nos reencontramos con la carretera, aunque esta vez la cruzamos. Al otro lado, enfilamos una típica corredoira gallega. El agradable paseo dura poco, pues volvemos a pisar el asfalto de una carretera local que nos conduce hasta Merlán, parroquia en lo que lo único interesante es su ermita de San Salvador, dentro del cementerio. Como hemos visto ya varias así, es posible que ni reparemos en ella.

Iglesia de San Salvador de Merlán Iglesia de San Salvador de Merlán

Iglesia de San Salvador de Merlán / Emilio J. De los Santos

Al pasar la población, de la carretera local parte un carril muy estrecho a la izquierda. Es la ruta hasta As Seixas. Este pequeño pueblo tiene algunos servicios y un albergue de la Xunta. Hasta aquí llevamos recorridos unos 6 kilómetros de la etapa.

Tras Cascamiño tenemos que subir al Collado de Hospital. Tras Cascamiño tenemos que subir al Collado de Hospital.

Tras Cascamiño tenemos que subir al Collado de Hospital. / Emilio J. De los Santos

El carril por el que avanzamos comienza a ascender suavemente. A pocos metros pisamos una pista de tierra mientras disfrutamos un frondoso robledal. Tras tantos tramos por carretera, es bienvenido el cambio. A 1,5 kilómetros de As Seixas está la aldea de Cascamiño. El recorrido vira a la derecha dentro de esta pequeña población: doblamos al norte para ir ascendiendo poco a poco al Collado de Hospital. Notaremos algo más el ascenso por aquí, a la vez que disfrutaremos de unas bonitas vistas. En la subida, la pradera dará paso a un bosque repoblado, con sus árboles dispuestos en perfectas hileras. Algo más arriba, los cerros los coronan unos peñascos de piedra blanca. Éste será el último paraje de sierra que vamos a admirar en esta ruta.

Peñas en el Collado de Hospital. Peñas en el Collado de Hospital.

Peñas en el Collado de Hospital. / Emilio J. De los Santos

Hospital das Seixas prácticamente corona el collado. Como el propio nombre indica, aquí hubo un antiguo punto de atención a los peregrinos. Actualmente no se conserva nada. Por sus casas, el Camino vuelve a cambiar de orientación, para dirigirse al oeste de nuevo. Un agradable área de descanso nos ofrece algún banco donde descansar.

Los habituales aerogeneradores coronando los altos. Los habituales aerogeneradores coronando los altos.

Los habituales aerogeneradores coronando los altos. / Emilio J. De los Santos

Entre prados, afrontamos el último repecho antes de coronar el alto. Está a unos 710 metros de altura. Hemos subido al menos 150 metros en los últimos cuatro kilómetros. Ahora toca bajar sin salirnos de la pista. Es de gravilla al principio, pero pasa a ser de de asfalto más adelante. Aunque la cuesta no es pronunciada, sí es bastante larga. Pasado un bosque, tendremos al fin una panorámica clara de nuestra meta: Melide al fondo. Aún nos falta casi la mitad del kilometraje, así que paciencia.

Bosque repoblado, con los árboles en perfectas hileras. Bosque repoblado, con los árboles en perfectas hileras.

Bosque repoblado, con los árboles en perfectas hileras. / Emilio J. De los Santos

Aproximadamente a 1,5 kilómetros del inicio del descenso, las flechas amarillas nos hacen abandonar la amplia pista de grava. Otra corredoira nos conduce a Vilouriz, donde el recorrido describe un arco a la izquierda. La iglesia de Santiago es su último edificio.

Melide, al fondo. Melide, al fondo.

Melide, al fondo. / Emilio J. De los Santos

La bajada prosigue por un paisaje que de vez en cuando presenta alguna arboleda. Por aquí, pasaremos junto a los Petroglifos da Pena Ferrada que pueden tratarse de marcas en la roca del antiguo Camino Primitivo o de la propia Vía Romana XIX, cuyo trazado aproximado venimos siguiendo desde Lugo. Esta zona se encuentra entre los kilómetros 13 y 14 de la etapa.

A continuación conectamos con una carretera local y accedemos a Villamor, que se divide en dos núcleos: Villamor de Arriba y Villamor de Abaixo. Lo que más nos puede interesar aquí es la fuente de la iglesia, que se encuentra en el primer conjunto. Justo en este punto dejamos de descender.

Por este puente pasamos el río Furelos. Por este puente pasamos el río Furelos.

Por este puente pasamos el río Furelos. / Emilio J. De los Santos

Llanearemos hasta Melide durante dos horas, ya siempre sobre asfalto. Al poco de Villamor, tenemos Irago de Arriba y por la estrecha carretera cruzamos el río Furelos mediante el denominado Puente de Piedra.

Durante dos kilómetros andamos en relativa calma antes de llegar a la aldea de Compostela. A partir de aquí, poco a poco, el paisaje se va urbanizando más a cada paso. El tráfico de la carretera también dará la sensación de ir aumentando. Antes de alcanzar Melide, pasamos junto a Zaramil, O Mascaño y las barriadas de O Forte Vello y O Forte Novo.

La bonita Capilla de San Roque, en Melide, conserva la portada románica de la desaparecida Iglesia de San Pedro. La bonita Capilla de San Roque, en Melide, conserva la portada románica de la desaparecida Iglesia de San Pedro.

La bonita Capilla de San Roque, en Melide, conserva la portada románica de la desaparecida Iglesia de San Pedro.

Melide supone el fin del Camino Primitivo tras 11 largas jornadas desde Oviedo y muchísimo esfuerzo por el durísimo perfil de esta variante. Toca despedirnos de la relativa calma e introspección, para dar la bienvenida a otro tipo de peregrinación, muy masificada y con más comodidades. En esta localidad ya iremos viendo auténticas oleadas de los senderistas que recorren el Camino Francés. Las dos últimas jornadas hasta Santiago las realizaremos junto a esta marea humana.

No se puede pasar por Melide sin probar su pulpo a la gallega. No se puede pasar por Melide sin probar su pulpo a la gallega.

No se puede pasar por Melide sin probar su pulpo a la gallega. / Emilio J. De los Santos

Por lo demás, Melide es un pueblo volcado a los peregrinos. Tiene todos los servicios y multitud de albergues. Es sitio muy famoso por su pulpo a la gallega, con varios establecimientos que son toda una institución. En cuanto a patrimonio, destacan el Puente Medieval de Furelos, en las afueras; la Capilla de San Roque, que conserva la portada del siglo XIII de la desaparecida Iglesia de San Pedro; la Iglesia de Santa María, un tesoro del siglo XII; o la actual Iglesia Parroquial, que anteriormente fue el Convento de Sanctis Spíritus.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios